Jueves 22 de noviembre de 2018, p. a12
A 50 años de haberse convertido en el primer y hasta ahora único mexicano campeón olímpico en natación, Felipe Tibio Muñoz comparte la experiencia en un libro en el que relata su etapa adolescente de estudiante y deportista, los conflictos por los que atravesaba el país, la fractura familiar, así como historias y travesuras que cuenta con la convicción de que motivarán a personas de todas las edades a alcanzar y superar sus metas.
A la distancia de aquel momento histórico, en un salón aledaño a la alberca olímpica Francisco Márquez, donde subió a lo alto del podio en la prueba de 200 metros pecho, el Tibio no recuerda si leyó o alguien le contó un cuento infantil que le da sentido al título de su libro: Tirarle al Sol, pero lo mantiene en la memoria como la fábula que le dio sentido a su hazaña.
El cuento sucede en un reino cuyo monarca convoca a una competencia; el ganador se casaría con su hija. La justa consistía en atravesar un gran río con el tiro de una flecha, y después de que varios aspirantes fallaron, el vencedor dijo que se había entrenado tirándole al Sol, a lo imposible
, de modo que lo fácil fue que la flecha cruzara el río.
Eso me gusta siempre contárselo a los jóvenes, porque tal vez no llegues a ser campeón olímpico, pero seguro vas a lograr muchas cosas antes; nacionales, panamericanos, una formación. Yo le apunté al Sol y le di porque tuve muchas oportunidades, y las aproveché. Me había preparado
, comentó Muñoz, quien a la poste se tituló como publicista en la Universidad de Texas, donde fue becario mediante la natación; ha sido presidente del Comité Olímpico Mexicano y diputado federal.
Dimensiona la inesperada presea olímpica: Cuando se da la sede a México, estaba en la edad correcta, los Juegos se hacían en mi país, en mi barrio; el gobierno se esfuerza seriamente, como nunca lo ha hecho, para el desarrollo del deporte
, dijo, además de exaltar la conducción del entrenador Ronald Johnson.
El mundo entero conocía muy poco de nuestro país y dudaba mucho de nosotros, y eso hizo que todos queríamos que nos vieran como somos, no como se pensaba que éramos, así que los Juegos se convierten en un movimien-to de cambio. El país mutó después de México 68, y también los Juegos cambiaron al movimiento olím-pico, con muchísimas innovaciones, mejor que cualquier edición anterior, e inclusive posterior
.
Recordó que en Múnich 72, en Montreal 76, en Moscú 80, y hasta en Los Ángeles 84 “siempre escuchabas en todos lados que ‘los mexicanos lo hicieron mejor’; siempre éramos el punto de comparación, y todavía los recuerdan.
Pero lo más importante, no es qué le mostramos al mundo, sino que nos dimos cuenta de que podíamos, porque dudábamos de nosotros mismos. Se alcanzaron logros que no se han vuelto a hacer, pero ojalá que en un futuro los podamos superar
, anotó el legendario Tibio Muñoz.