Miércoles 21 de noviembre de 2018, p. 2
Moscú. La Estación Espacial Internacional (EEI) ha vivido momentos difíciles en los meses pasados, con el lanzamiento fallido de un cohete tripulado y la fuga en una cápsula. Este martes se cumplen 20 años del inicio de su construcción, cuando posiblemente está entrando en la recta final de su vida útil.
El 20 de noviembre de 1998 se lanzó al espacio el primer módulo del laboratorio espacial, Sarja. Desde entonces creció hasta ser casi como un campo de futbol.
Es la máquina más compleja, valiosa e increíble que ha construido la humanidad
, tuiteó hace poco el astronauta alemán Alexander Gerst, actual comandante de la EEI. Desde 2000 astronautas de varios países realizan allí sus experimentos, a 400 kilómetros sobre la Tierra.
El entonces presidente estadunidense Ronald Reagan encargó en 1984 a la Nasa que desarrollara una estación espacial tripulada. Al poco tiempo, los estadunidenses pidieron a los europeos que participaran en el proyecto, entre otras cosas para evitar que trabajaran en su propia central. Tras la caída de la Unión Soviética, en 1990 surgió la idea (no del todo altruista) de sumar también a los rusos. Se trataba de una cooperación con muchas ventajas, sobre todo para el entendimiento de los pueblos tras la guerra fría, pero también con algunos inconvenientes, como que la EEI acabó siendo al comienzo una estación mayor de lo previsto y de lo necesario.
La gran mayoría de las partes que componen el estación proceden de Estados Unidos y Rusia, aunque desde 2008 cuenta también con un sector europeo gracias al laboratorio de investigación Colombus, fabricado en Alemania e Italia.