El arte de Zaha Hadid, en el MUAC
a isla de Macao fue la última colonia que tuvieron las metrópolis europeas en Asia. Estuvo bajo el dominio de Portugal desde mediados del siglo XVI hasta 1999, cuando se integró al país al que pertenecía: China. Los portugueses establecieron allí durante 442 años un importante puerto comercial previo acuerdo con la dinastía Ming.
Hoy se maneja con alto grado de autonomía de Pekín. Su producto interno bruto y el nivel de vida de sus habitantes son de lo más altos del mundo. No por su industria o comercio, sino por los casinos y el turismo. Es el centro de juego más importante que existe.
A su variada infraestructura urbana añade ahora una obra maestra de 160 metros de altura, 22 mil toneladas de acero (cuatro veces más que la torre Eiffel) y se retuerce en todos los sentidos desde sus cimientos en la avenida Cotai Strip, donde están los casinos más ostentosos y visitados de la isla.
Construido por Zaha Hadid (Bagdad 1950-Miami 2016), el hotel casino Morfeo es para los expertos la mejor muestra de la vena iconoclasta de la primera mujer en obtener muy merecidamente en 2004 el premio Pritzker, equivalente al Nobel en arquitectura.
La originalidad de este colosal monolito de 150 mil metros cuadrados y de formas orgánicas destructuradas destaca, entre otras cosas, por el esqueleto metálico exterior que recubre el edificio y le sirven de base. Un mosaico de diferentes elementos forma una malla compleja que sirve de fachada, un desafío técnico que Hadid resolvió exitosamente. La otra novedad de Morfeo radica en los tres gigantescos hoyos esculpidos en el centro de la torre y que permiten admirar desde las habitaciones del hotel la ‘‘ciudad de los sueños’’.
Hadid criticó severamente el machismo que impera en la arquitectura. Hoy el público de México tiene la oportunidad de disfrutar una retrospectiva de sus magnas obras y otras creaciones en el Museo Arte Contemporáneo (MUAC), en Ciudad Universitaria.