Kissinger, optimista de una solución de la guerra comercial
de EU y China
urante el Foro de la Nueva Economía en Singapur –organizado por Bloomberg, vinculado a los intereses de Salomon Brothers/Citigroup y Merrill Lynch, cuyo controlador, el israelí-estadunidense Michael Rubens Bloomberg, es un vulgar saltimbanqui de la política: primero demócrata, luego alcalde de Nueva York como republicano, y hoy de nuevo demócrata contra Trump y pro Hillary–, el nonagenario Kissinger (95), arquitecto del acercamiento de EU con China en 1971 (https://amzn.to/2OvSl9Y), comentó que se encontraba bastante optimista
de que EU y China pudieran evitar un conflicto mayor que devastaría el presente orden (sic) mundial
: “si el orden (sic) mundial se define por un conflicto continuo entre Estados Unidos (EU) y China, tarde o temprano corre el riesgo de salirse de control (https://bloom.bg/2yWWhvt)”.
¿Dónde dejó Kissinger a Rusia? Kissinger aduce que los negociadores comerciales de EU y China deben evitar empantanarse en detalles y ante todo explicarse uno al otro qué objetivos buscan, y qué concesiones pueden y no hacer
.
El consejo
de Kissinger es que los estadunidenses necesitan aprender que no cada crisis es causada por mala voluntad, mientras China debe evolucionar más allá del modelo de ser la principal superpotencia en Asia
.
Pareciera que Kissinger desea cambiar en forma cándida la naturaleza humana.
El vicepresidente chino Wang Qishan, muy cercano al mandarín Xi Jinping y uno de los teóricos de la exitosa economía socialista de mercado
, comentó que Pekín estaba dispuesta a discutir una solución comercial con EU, pero advirtió que su país no aceptará de nuevo ser intimidado y oprimido
por las potencias foráneas (http://bit.ly/2yX3VWA).
Wang recordó que todavía el comercio era el ancla y el propulsor de las relaciones de China y EU
y advirtió sobre los peligros del unilateralismo
y el populismo de derecha
. Prometió que China permanecería tranquila y sobria
, y reafirmó su deseo de “trabajar para una solución comercial aceptable para ambas partes (https://bloom.bg/2yTByZs)”.
De su iniciativa –lo cual es muy significativo– Trump conversó con Xi, quien será su invitado a una cena, al margen de la Cumbre del G-20 en Buenos Aires.
Xi fustigó la ley de la selva
durante la apertura de la Exposición Internacional de Importación y Exportación en Shanghái, con la presencia de 172 países (https://wapo.st/2yVeDNj), mientras Trump ha llegado hasta a militarizar su disputa comercial con China alebrestando bélicamente a la isla renegada de Taiwán, lo cual representa una línea roja
para Pekín. No es fácil trasplantar las cadenas de suministro
fuera de China, lo cual sería muy costoso y con mucha pérdida de tiempo, además de que no es sencillo encontrar proveedores sucedáneos. En China no se hacen ilusiones y se preparan a una “nueva guerra fría” con Trump, independientemente del resultado de las elecciones intermedias de EU.
Hay tres placas tectónicas sacudidas: 1) Trump y su nacionalismo económico
, con fuertes reducciones tributarias a la plutocracia de Wall Street, sus guerras comerciales
en varios frentes y amagos militaristas en la frontera con México e Irán; 2) el zar Vlady Putin con su nueva panoplia nuclear supersónica que le provee una ventaja militar global, y 3) Xi con su triple Ruta de la Seda continental/marítima/Ártico
y su despegue tecnológico con su Made In China 2025.
Kissinger no se ha adaptado a la realidad del desorden mundial
que expone Richard Haass (https://amzn.to/2yY91lo), mandamás del influyente Council on Foreign Relations, y que abordo en mi libro El (des)orden global en la era post-EU (http://bit.ly/2Owrtqx), que será presentado en la FIL de Guadalajara el 25 de noviembre. Kissinger se equivoca. Ya no hay orden
mundial, sino que los tres principales actores del planeta han expuesto sus cartas y ahora viene el reajuste/requilibrio de sus placas tectónicas
para negociar el nuevo orden tripolar del siglo XXI.
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