Joselito Velázquez, boxeador en Río 2016, sumó otra victoria el sábado pasado, ahora ante Jesús Cervantes, en su todavía breve carrera como profesional. Siete peleas exitosas en un par de años desde que debutó medio año después de su experiencia olímpica. Un trayecto lento, que requiere paciencia para llegar a la oportunidad de contender por un campeonato mundial.

De pronto me impaciento, porque ya quisiera más peleas o estar cerca de una oportunidad para un título del mundo, pero me tranquilizo y recuerdo que todo peleador se construye con un proceso, dice Joselito.

Uno se da cuenta que quien pelea por un título mundial es porque ya recorrió lo necesario para merecer la oportunidad, agrega.

A veces la presión no sólo es subjetiva, pues los empresarios buscan aprovechar la publicidad que deja haber estado en Juegos Olímpicos.

Hay muchas expectativas en las carreras de quienes fuimos boxeadores olímpicos, reconoce, pero también esa proyección permite que empecemos un peldaño arriba de lo que le toca a cualquier debutante, nos beneficia a la hora de firmar contratos. No empezamos de cero como cualquier debutante, explica.

Joselito entonces entiende que tiene que crecer como profesional, que este tipo de boxeo es distinto al que se desarrolla como amateur.

Es algo distinto, dice; pero en mi caso no es tan complicado, porque me fue más fácil adaptarme por mi estilo, que era de más golpeo; lo que sí se parece es que la preparación exige el mismo esfuerzo: hay que correr, pasar horas en el gimnasio, hacer espárring y dieta.

Cuando está sereno piensa que debe seguir trabajando. No sabe si en uno o dos años podría tener la oportunidad de disputar un título.

Cada caso es único, señala Joselito; Vasyl Lomachenko disputó un título en su segunda pelea profesional, pero tenía un récord impresionante como amateur. Otros tardan en llegar. No sé si en mi caso necesitaré varias más, yo quisiera estar listo lo antes posible.