El Museo Nacional de Arte abrirá ‘‘la más completa retrospectiva del artista guatemalteco’’; los galeristas Armando Colina y Víctor Acuña difunden su obra
Martes 13 de noviembre de 2018, p. 5
La exposición Carlos Mérida: retrato escrito, 1891-1984, de alrededor de 290 objetos, entre pintura, dibujo, gráfica, tapiz y documentación, será inaugurada este jueves en el Museo Nacional de Arte (Munal).
Según el texto de la invitación, a 100 años de la llegada del artista centroamericano a México –al parecer fue en 1919–, la muestra propone ‘‘la más completa retrospectiva del artista guatemalteco guiada por su propia voz extraída de su autobiografía. La propuesta curatorial permitirá al público transitar entre su vida personal, su proceso creativo y las afinidades artísticas que construyó durante su estancia en nuestro país hasta su muerte en 1984”.
Carlos Mérida llegó a México después de una estancia en París. En 1922 trabajó con Diego Rivera en los murales del anfiteatro Bolívar. El muralismo, sin embargo, conllevaba cierta ideología y reminiscencias de la Revolución Mexicana, de las cuales Mérida se distanció para desarrollar una etapa marcada por la abstracción en la forma y sus raíces indígenas en los temas.
En 1927 viajó de nuevo a la capitral francesa, donde a consecuencia de su contacto con Picasso, Kandinsky, Klee y Miró, reafirmó su estilo en el arte abstracto y el constructivismo.
De regreso a México en 1929, fue nombrado director de la Galería del Teatro Nacional, mientras tres años más tarde dirigió la Escuela de Danza. Su hija, Ana Mérida (1922-1991), fue una reconocida bailarina y coreógrafa.
Profunda relación con la Galería Arvil
Dos de los grandes promotores de la obra de Mérida han sido Armando Colina y Víctor Acuña, directores de la Galería Arvil, recinto que en 2019 cumplirá 50 años. ‘‘Conocimos a Mérida porque un día vinieron a vernos esas señoras que venden en las cajuelas; traían cuadros de él, cosa que nos escandalizó. Le hablamos a su hija Ana que era amiga nuestra, y dijimos: la obra de tu papá no puede andar en las cajuelas. Ana dijo: ‘te lo voy a llevar’. Vino, nos fuimos a comer y le hicimos una propuesta porque teníamos la galería Arvil Gráfica: ‘maestro, ¿por qué no nos trae unas piezas de arte?’, a lo que accedió. Allí empezó una amistad profunda.
‘‘Hicimos mil cosas con él; viajamos. Por ejemplo, su exposición de los 90 años la hicimos, toda de gráfica, en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Luego se montó en Monterrey y Estados Unidos”, explica Armando Colina en entrevista con La Jornada. Los galeristas también estuvieron detrás de la muestra de 1991 con motivo del centenario natal del artista.
En cierto momento Colina y Acuña decidieron manejar la obra de Mérida, situación que acentuó la amistad. Para conocer su trabajo más de cerca los galeristas pidieron acceder a su archivo con la finalidad de hacer exposiciones y tener documentación. Sin embargo, Mérida de plano no contestaba el teléfono, hasta que un día Colina le dijo: ‘‘Maestro, ¿por qué no me ha dejado ver su archivo?” Contestó: ‘‘No me voy a autopromover como Cuevas”. Superada esa situación, acordaron verse todos los jueves para trabajar en ese acervo que fue ‘‘de gran importancia para informarnos”.
De acuerdo con Colina, para efectos de la exposición se consultaron tres archivos: los de Arvil, el Museo Nacional de Arte y la Galería de Arte Mexicano.
Con motivo el gran afecto que tuvieron por Carlos Mérida, Colina y Acuña siempre han luchado en favor de la permanencia de la obra del artista en la memoria del público. En una primera instancia la presente exposición se pensó para conmemorar 30 años del fallecimiento del artista cuyo proyecto muralístico en el Multifamiliar Juárez resultó dañado por el terremoto de 1985, incluso el conjunto habitacional fue demolido.
(La exposición Carlos Mérida: retrato escrito, 1891-1994 se abrirá al público el viernes 16 en el recinto de Tacuba 8, Centro Histórico.)