Lunes 12 de noviembre de 2018, p. 6
Tecámac, Méx., El proyecto del nuevo aeropuerto en Santa Lucía también se ubica en un sitio que fue un lago: Xaltocan. Y al igual que en Texcoco, habitantes de Tecámac cuestionan que el próximo gobierno federal no les ha consultado sobre el plan, tal como sucedió con los habitantes de San Salvador Atenco y otros poblados.
Integrantes del sistema comunitario de agua de Tecámac advierten en el líquido un serio problema. En una región donde escasea cada vez más, temen que el aeropuerto los deje sin él. Tan sólo la embotelladora Peñafiel, ubicada en este municipio, consume 5 millones de litros de agua, más de lo que la población utiliza, pero es una nimiedad, comparado con los 100 millones de litros al día que gasta el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, con una afluencia en promedio de 250 mil personas al día.
Si se construye el aeropuerto se aceleraría el proceso de urbanización salvaje: no se planea, todo está mal hecho, y se edifica sobre tierras de conservación y aprovechamiento, zonas de recarga, forestales y agrícolas
, señala Ricardo Ovando, integrante de la coalición Agua para todos. Va a ser un aeropuerto comercial. Esto requiere infraestructura, estacionamientos, centros comerciales, hoteles, equipamiento
. Y, agrega, más viviendas, que se sumarán a las que se han construido en los años recientes.
Desde principios de esta década, habitantes de Tecámac, colindante con la base aérea, rechazaron ante el Tribunal Permanente de los Pueblos la proliferación de unidades habitacionales por la destrucción de tierras de cultivo, forestales y de recarga del acuífero en la cuenca del Valle de México. Se trata de complejos habitacionales establecidos como ciudades dormitorio
, aunque después cambió el nombre a ciudades bicentenario
en los planes de desarrollo urbano. Las construcciones continúan.
Tan sólo en Tecámac se han levantado 350 mil viviendas. La unidad Los Héroes Tecámac tiene 120 mil casas, se hizo donde estaba el distrito de riego 88. En Zumpango estaba la ranchería Buenavista, era muy grande, desapareció. Los pozos que había se usaron para abastecer a las unidades habitacionales, recuerda Ovando.
Menciona que el sistema comunitario opera seis pozos, pero uno de ellos, ubicado a un kilómetro de la embotelladora Peñafiel, está a punto de abatirse y la explotación para extraer el agua cada vez es más profunda, de 80 metros pasó a 180 metros durante el último medio siglo, refiere.