Vamos para adelante
Cansados de esperar apoyo de transporte, más de mil integrantes dejan Ciudad de México
Sábado 10 de noviembre de 2018, p. 9
La caravana de migrantes se dividió de nueva cuenta. Más de un millar de centroamericanos, en su mayoría hombres, hartos de esperar que alguien les brindara transporte, retomó el paso hacia la frontera norte del país.
El día para retomar la marcha fue el punto de discordia. La víspera, una comitiva buscaba las vías para conseguir transporte y proponía esperar. El jueves por la noche parecía que una mayoría se inclinaba por dejar el estadio Jesús Martínez Palillo, en la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, a las 5:00 horas de ayer para retomar su ruta.
Sin embargo, a las 4:30 horas en el albergue temporal de Ciudad de México aún se dormía, y 12 minutos después de las 5:00 horas comenzaron los chiflidos y los gritos: Vámonos, vámonos
; hay que levantarse
.
Un grupo pequeño se arremolinó; unos argumentaban que, por las mujeres embarazadas y niños había que esperar por vehículos, otros –los que se fueron– señalaron que nadie tenía obligación de ponerles buses
.
Quieren pasar Navidad acá
, se escuchó decir a la hondureña Claudia; quieren que les estén dando pan blanco
, gritó otro joven integrante de este éxodo que salió de San Pedro Sula, Honduras, el pasado 12 de octubre. Y desde las gradas se escuchaba: Adiós, que les vaya bien; nos vamos mañana (sábado)
.
Pasaban las 5:30 y un primer contingente se enfiló a la estación del Metro Ciudad Deportiva. De ahí a Chabacano para transbordar hacia Cuatro Caminos y emprender viaje a Querétaro.
Esperaron en las afueras de la Plaza Cuatro Caminos a los dormilones
, a quienes recibían con gritos, aplausos y fiesta. "Sí se pudo", celebraban.
Otros tres contingentes se sumaron antes de que comenzaran a marchar por la calle Transmisiones Militares rumbo a la caseta de Tepotzotlán, en el estado de México. Querétaro es su siguiente parada, y después, ya Dios dirá
.
Nos hartamos de sus mentiras, por eso nos fuimos
, dijo Martín en referencia a que integrantes de la caravana que adoptaron el rol de dirigentes les prometían que llegarían en autobuses. Es lo mejor que estamos haciendo, porque vamos para adelante
, afirmó.
A todos nos llega la muerte
, respondió Júnior al preguntarle si no teme por el tramo que aún falta para llegar a la frontera. Tiene 26 años y quiere llegar a Estados Unidos a trabajar de lo que sea, menos cosas malas porque eso nunca me gustó
; eso le enseñaron sus padres. Su mamá murió 17 años atrás y con su nombre escrito en la playera –Rosibel Barralaga– confía en que la huesuda tardará en llegar por él y podrá ingresar al vecino país del norte.