Más de 70 por ciento de estudiantes universitarias ha vivido al menos un episodio de violencia de género en sus noviazgos y la agresión emocional afecta a más de la mitad de las alumnas, de acuerdo con una investigación de académicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Y aunque esta violencia incide negativamente en las trayectorias escolares de las estudiantes, la universidad no cuenta con políticas institucionales para enfrentar el problema.

En un artículo publicado en la Revista Iberoamericana de Educación Superior, Natalia Flores Garrido y Magali Barreto Ávila presentan los resultados de una investigación realizada entre 2014 y 2016, cuando la primera fue secretaria de Equidad de Género del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) y la segunda realizó una estancia posdoctoral en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación.

El estudio fue realizado a partir de encuestas sobre violencia en el noviazgo aplicada en 2015 a estudiantes de la Escuela Nacional de Trabajo Social y entrevistas a profundidad con alumnas.

Las académicas plantean que las agresiones en el noviazgo son un hecho frecuente, pero poco reconocido, como parte del acoso escolar que afecta a miles de jóvenes, pero que es una de las principales manifestaciones de la violencia en la educación superior.

Según su estudio, 73 por ciento de las estudiantes dijeron haber vivido violencia emocional, es decir, que al menos una vez en sus noviazgos ocurrió que sus parejas las humillaran, las ignoraran, amenazaran con hacerles o hacerse daño, no les permitieran tener amigos, las vigilaran o les dijeran que no entienden nada.

Del total de jóvenes que respondieron que vivieron por lo menos una vez un episodio de violencia emocional, 51.6 por ciento consideraban que en su relación no había violencia, lo que muestra que no identifican como tal ciertas conductas.

Asimismo, 29.1 por ciento de las alumnas ha vivido alguna vez un episodio de violencia física de sus parejas con agresiones como empujones, tirones de cabello, golpes, patadas e incluso intentos de estrangulamiento.

En tanto, 27.7 por ciento ha vivido violencia sexual cuando sus parejas han querido tocarlas sin su consentimiento, las han amenazado para tener relaciones sexuales u otras conductas.

Entre los daños para las adolescentes por vivir violencia de pareja se encuentran bajo rendimiento académico, abandono de los estudios, pérdida de espacios y estrés postraumático.

La investigación halló que si bien las estudiantes buscan ayuda en diferentes lugares y recurren comúnmente a amigos o familiares, no se piensa en la universidad como un lugar donde puedan recibir apoyo.

Señalan que en la UNAM no existen hasta ahora esfuerzos articulados para erradicar y atender la violencia en las relaciones de noviazgo del estudiantado.

Las académicas señalaron que se requiere una política institucional sobre equidad de género para proveer de orientación gratuita a las jóvenes en situación de violencia, así como fortalecer programas de prevención e identificación de prácticas violentas en las relaciones cotidianas de las estudiantes.