Un enlace matrimonial para el que las familias se gastan hasta el último centavo, donde no faltan las promesas eternas de amor, el discurso y los buenos deseos, el ligue, pero que conforme transcurre la celebración se irá abriendo paso el más amargo desencanto, como reflejo del drama social colectivo que hoy se vive en el país, es parte de la puesta en escena de la obra La boda de los pequeños burgueses, escrita por Bertolt Brecht, adaptada por Antonio Zúñiga, dirigida por Luis de Ta-vira, que será estrenada el 23 de agosto, en el teatro El Galeón, del Centro Cultural del Bosque.

Se trata de una propuesta escénica crítica y ácida sobre la manera de entender al ser humano, explicó De Tavira.

En esta historia se habla no sólo de lo que ocurre en la realidad social, sino también de las causas de lo que sucede, como testimonio de la posibilidad del cambio. La obra cobra vigencia con la versión libre de Zúñiga al poner el acento en el núcleo familiar y el juego de roles e identidades.

De acuerdo con De Tavira, la familia se funda en una ceremonia donde se siembran las mayores esperanzas e ilusiones, sin embargo, ya Federico Engels consideraba que el matrimonio es una estructura económica, social, cultural, moral. Finalmente, una especie de negocio; es decir, la estructura del capitalismo nace en la instauración de la propiedad privada. Y el matrimonio es la estructura en la sociedad que va a garantizar las leyes de la herencia y la conservación del patrimonio.

Por otro lado se encuentra Freud, quien hablaba de una enfermedad social, de una sociedad que se ha enfermado, que empieza hacer metástasis de su miseria espiritual, sobre todo cuando se llegaa los extremos en la actualidad, representada en la sociedad de consumo, el fundamentalismo del mercado donde todos los individuos se han convertido también en objetos de consumo. El matrimonio se ha convertido en una mercancía más, abundó De Tavira.

▲ Los actores Gisela García Trigos y Christian Cortés, protagonistas de La boda de los pequeños burgueses.Foto Cortesía INBA

En La boda de los pequeños burgueses, dice el creador escénico, se cuestiona lo que entendemos por ética y moral, y sus contradicciones; así como la pérdida de lo que es la realidad y la identidad. En la obra original Brecht denuncia la hipocresía social, Zúniga la lleva al extremo implicando la realidad social y violenta que se vive en el país, a través de la idiosincrasia de la clase media.

Con 17 actores en escena, la historia es la de un grupo de personas que con mucha ilusión se preparan para un redefinición en sus vínculos afectivos, sociales y familiares. Personajes con aspiraciones a una vida mejor, que luego deviene en amargo desencanto, explicó Zuñiga.

Aquí, los futuros cónyuges construyen sus muebles. Conforme transcurre la boda esos mismos muebles se van desquebrajando, como elemento simbólico, donde en la unión de los desiguales no hay conciliación, explicó el dramaturgo.

Lo que se plantea son las diversas capas en una especie de confusión de identidades sociales, donde los nuevos ricos y el dinero fácil prove-niente del narco son también pro-tagonistas, agregó De Tavira.

La boda de los pequeños burgueses, escrita por Bertolt Brech, adaptada por Antonio Zúñiga y dirigida por Luis de Tavira, será estrenada el 23 de agosto, a las 20 horas, en el teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque (Paseo de la Reforma y Campo Marte. Estación Auditorio del Metro). Funciones: jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas. Concluye temporada el 30 de septiembre.