Cataluña no tiene rey.Foto Ap
Sábado 18 de agosto de 2018, p. 21
Madrid
Barcelona recordó este viernes que hace un año, a las cinco de la tarde, un ciudadano de origen marroquí y que supuestamente pertenecía al Estado Islámico, arrolló con un vehículo a transeúntes en un tramo de 500 metros en el área peatonal la Rambla de Cataluña, a 100 kilómetros por hora, hecho que dejó 15 muertos y 131 heridos.
Lo que pretendía ser un acto en el que sólo se recordara a las víctimas y se denunciara la barbarie de estos tipos de atentados, finalmente no pudo evitar la polémica por la disputa política que mantienen los independentistas catalanes con el Estado español. A él estaban invitados los principales encargados del país, encabezados por el rey Felipe VI, el presidente del gobierno –el socialista Pedro Sánchez– y los presidentes del Congreso de los Diputados y del Senado, Ana Pastor y Pío García Escudero, respectivamente.
La tensión política se manifestó primero con una inmensa pancarta que se podía ver desde todos los puntos del acto en la que se leía que el rey Felipe VI no es bienvenido
(en inglés, algo que causó no sólo malestar en la delegación de Madrid, sino también preocupación porque se indicó que ponía en riesgo la seguridad de los presentes al crear un punto ciego para los servicios de seguridad.
Tmbién se abucheó a la delegación del Partido Popular y en algunos momentos de la lectura del manifiesto se escucharon gritos a favor del rey y de España. También hubo pequeños enfrentamientos entre ciudadanos a favor de la unidad de Cataluña con España que portaban la bandera nacional y un grupo de independentistas que portaba carteles contra la presencia del monarca.
El homenaje inició con la interpretación de El Cant dels Ocells, un himno de la paz que popularizó el chelista catalán Pau Casals, interpretado por alumnos de escuelas municipales de Barcelona que tocaron ese instrumento, al que ha seguido la lectura de un fragmento del poema de John Donne, Devociones sobre situaciones inesperadas, leído por ocho jóvenes que profesan distintas religiones.
El comunicado, leído por la periodista Gemma Nierga, resaltó que Barcelona es una ciudad de paz. Barcelona los acoge y los quiere acompañar en el dolor. Queridas familias que han sufrido tanto y que tanto sufren: acabamos este acto, pero no dejaremos de acompañarlos, porque queremos la paz, pero no queremos la indiferencia
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