La Organización de las Naciones Unidas (ONU) conmemorará mañana el Día Mundial contra la Trata, que este año tiene el lema La respuesta a la trata de niños y jóvenes. México llega como uno de los países del continente Americano donde más ocurre este delito y con un problema creciente de participación de la delincuencia organizada.

La trata de personas es un delito que explota a mujeres, niños y hombres con numerosos propósitos, incluidos el trabajo forzoso y el sexo. Casi 21 millones de personas en el mundo son víctimas de esta práctica, calcula la Organización Internacional del Trabajo.

El organismo multilateral precisa que todos los países están afectados por la trata, ya sea como origen, tránsito o destino de las víctimas. Es un crimen que adopta muchas formas y no conoce fronteras. Demasiado a menudo, los tratantes de personas actúan con impunidad, y sus delitos no reciben la atención suficiente. Esto no puede seguir así, de acuerdo con António Guterres, secretario General de la ONU.

En su Informe mundial sobre la trata de personas más reciente, publicado a fines de 2016, la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNODC) reportó que México es el quinto país del continente americano donde se registra mayor flujo de tráfico y trata de personas entre América del Norte, Centroamérica y el Caribe.

Desde 2014, en el Diagnóstico nacional sobre la situación de trata de personas en México, la UNODC había detectado a Aguascalientes, Tlaxcala, Chihuahua, Chiapas, Puebla, Oaxaca, Veracruz, Hidalgo y Ciudad de México como las entidades que concentran 80 por ciento del total de las averiguaciones previas sobre trata de personas del fuero común. Del ámbito federal se observaba mayor dispersión, aunque también sobresalían los estados de Chiapas, Veracruz y Tlaxcala.

En el Informe mundial 2018 sobre tráfico y trata de personas del Departamento de Estado de Estados Unidos, se explica que México es país fuente, de tránsito y destino para las personas sometidas al tráfico sexual y al trabajo forzado. Los grupos considerados más vulnerables incluyen mujeres, niños, indígenas, personas con discapacidad mental y física, migrantes e individuos de la comunidad LGBTI.

En el documento se advierte que los grupos delictivos presentes en nuestro país obtienen ganancias de la explotación sexual y obligan a mujeres niños y hombres a participar en actividades ilícitas.

Un diagnóstico similar obtuvo la relatora especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, Victoria Tauli-Corpuz, tras visitar México en 2017.

En algunos de los estados visitados recibí quejas vinculadas al reclutamiento forzoso de niños y jóvenes por parte del crimen organizado. Dada la falta de fuer-zas de la ley y de otras instituciones del Estado en comunidades indígenas remotas, en zonas afectadas por el crimen organizado y la producción y tráfico de drogas, la única elección que les queda a los jóvenes es unirse a estos grupos o ser torturados, desaparecidos o asesinados, pronunció la relatora de la ONU en su declaración de cierre de misión.

Con información de diversas fuentes, el gobierno estadunidense detectó que hombres, mujeres y niños mexicanos son explotados en trabajos relacionados con la agricultura, servidumbre doméstica, el cuidado de otros menores de edad, fabricación, minería, procesamiento de alimentos, construcción, turismo y venta callejera.

Organismos internacionales y ONG estimaron que más de 375 mil personas son explotadas laboralmente en México, colocando al país en los sitios más altos a escala continental, se lee en el documento que recoge información del gobierno mexicano, sociedad civil y organizaciones multilaterales.