Martes 10 de julio de 2018, p. 22
Río de Janeiro
El enfrentamiento judicial que comenzó el domingo en torno a la posible liberación del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) continuaba este lunes. La Procuraduría General solicitó al Superior Tribunal de Justicia (STJ) que juzgue el pedido de libertad presentado por la defensa del ex mandatario, después de que Rogério Favreto, juez de segunda instancia, lo aceptó en dos ocasiones.
Favreto, a su vez, fue demandado ante el Consejo Nacional de Justicia por un grupo de 103 fiscales pertenecientes al Ministerio Público Federal y a los ministerios públicos de diferentes estados, al considerar que la orden para liberar a Lula viola flagrantemente el principio de colegialidad, y por consiguiente, el orden jurídico y el estado democrático de derecho
.
El Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula, anunció que se va a querellar contra los jueces y la Policía Federal que no acataron las órdenes dadas por Favreto para liberar al ex líder metalúrgico, condenado a más de dos 12 años de prisión, acusado de corrupción, en un juicio en el que no se aportó una sola prueba de su culpabilidad.
Aunque Lula sigue en la cárcel, la guerra de fallos volvió a colocar al líder de la izquierda en el centro del debate electoral en Brasil. El momento era perfecto: dos días después de la eliminación de la selección del Mundial de Futbol, los brasileños ya no estaban concentrados en los partidos.
Lula encabeza las intenciones de voto para la elección presidencial de octubre, a pesar de que su candidatura tiene grandes posibilidades de ser invalidada por la justicia electoral.
Los seguidores del ex gobernante pasaron rápidemante del entusiasmo a la cólera, cuando el presidente del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región, Carlos Eduardo Thompson Flores Lenz, dispuso que Lula siguiera en la cárcel poniendo fin al intercambio de fallos.
¡Qué vergüenza para el sistema judicial brasileño! Vale todo para perjudicar a Lula y, en consecuencia, a la democracia
, declaró Gleisi Hoffmann, presidenta del PT.
Para numerosos juristas, la víctima de todo el enredo es el propio sistema judicial brasileño, cuya credibilidad quedó fuertemente en entredicho.
La población brasileña no debería pagar el costo de la desmoralización de la justicia por una estrategia del PT
, declaró Ivar Hartmann, profesor de derecho en la Fundación Getulio Vargas, a la agencia Afp.
La confusión en torno a la posible liberación de Lula tiene un impacto sobre la campaña y deja más incierto un escenario electoral sujeto a intervenciones inesperadas de la justicia
, señaló el periódico económico Valor.
El diputado de extrema derecha Jair Bolsonaro, quien aspira a la presidencia, remarcó en un video publicado en redes sociales que la decisión del juez Favreto fue, antes que nada, política.