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La producción de café Héctor Robles Berlanga El panorama de la producción de café en el siglo XXI parece contradictorio, pues según el rastreo de la producción, al año 2015, México cuenta con alrededor de medio millón de productores; casi se duplica el número después de la desestructuración del INMECAFÉ. En contraste, pasó del quinto al décimo lugar en la producción mundial. A continuación, se presentan datos que permiten caracterizar la producción de café. De acuerdo con el Censo Agrícola Ganadero 2007, existen 349,701 unidades de producción con café, que representan 8.4% de las Unidades Productivas (UP) con actividad agropecuaria o forestal del país. Por su parte, el Programa Fomento Café reportó en 2010 un total de 509,817 productores. Las diferencias entre estas dos fuentes de información sobre el número de productores se explican porque en los últimos años, muchos cafeticultores han dividido sus predios para acceder al subsidio que otorga el Programa de Fomento Café e Impulso Productivo (FC). Respecto de la superficie con café, el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) reportó en 2016 una superficie en producción de 645 mil hectáreas, área menor a la registrada en 2005 que fue de 762 mil hectáreas. Por su parte, la producción en 2016 fue de 824,082 toneladas, menor en un millón de toneladas a las alcanzadas en el año 2000. La CNOC señala que en el periodo 2014-2015 se produjeron 3 millones de sacos y para 2015-2016 el sector cafetero mexicano produjo solo 2.4 millones de sacos (Economía Hoy, 2017). Los resultados negativos se explican por las siguientes razones: la reducción en la productividad de los cafetales; durante los últimos años el rendimiento pasó de 2.79 toneladas por hectárea (año 2000) a 1.28 ton/ha en 2016; la pérdida de superficie y producción por la presencia de la roya; inestabilidad en los precios del café, y la presencia del fenómeno climático del Niño. La producción del oro verde se está viendo afectada por los bajos precios que está teniendo el grano en el mercado internacional. Con una caída de más del 16%, hasta los 125 dólares en el último año, el café está viviendo un fuerte desplome, algo que ha perjudicado al campo mexicano, haciéndole pasar por el momento más complejo de las últimas cuatro décadas (Amecafe 2017). México es el décimo productor mundial (en los últimos cinco años se perdieron cuatro lugares) y aporta tres de cada diez toneladas de café verde y el segundo en producción orgánica. De acuerdo con SAGARPA, en 2015 se exportaron 98,548 toneladas a 42 países, con un valor de 394,4 millones de dólares, resultando una balanza positiva. El café se produce principalmente en 12 entidades de la República (otras fuentes consideran 15 estados). La producción se concentra en Chiapas (35.4%), Oaxaca (20.5%) y Veracruz (17.7%). Estas tres entidades suman 73.6% de la producción nacional. En el resto de las entidades su presencia es marginal, especialmente en Querétaro, Michoacán y Morelos. Respecto de municipios productores tenemos 960, aunque son importantes solo 236. En México, la cafeticultura es importante por el número de productores que se dedican a ella. En nuestro país existen 4.1 millones de UP que reportan actividad agropecuaria, de las cuales 8.4% cultivan café. En los 236 municipios cafetaleros la importancia del café es aún mayor, pues los productores de café representan 49.6% del total de productores. En estos municipios, la importancia del café es solo superada por la producción de maíz. Se puede concluir que la asociación maíz-café incide de manera determinante en las dinámicas sociales y económicas de estos territorios administrativos. La producción a pequeña escala, característica central de la cafeticultura. De acuerdo con el Censo, cada UP con café es de 1.94 hectáreas en promedio. La estructura de los predios es: 84.2% de los productores de café tienen 2 hectáreas o menos y poseen 47.2% de la superficie, mientras que solo 416 productores (0.08%) tienen más de 50 hectáreas y son dueños del 8.2% de las tierras. No se puede pensar en el fomento a la cafeticultura, sin atender los requerimientos y necesidades de las UP minifundistas, cualquier acción de política pública que no los considere, representará un fracaso. La producción de café y población indígena se encuentran íntimamente ligados. Del total de productores, 56.6% son hablantes de lengua indígena. Esta población es dueña del 43.9% de la superficie con café y cosechan 40.3% del volumen de la producción. Difícilmente vamos a encontrar una importancia mayor de la población indígena en la producción de algún otro cultivo. Incluso, la CNOC estima que con la subdivisión de los predios de los últimos años es mayor la presencia indígena, pues donde habitan se ha dado un mayor fraccionamiento de las fincas cafetaleras.
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