|
|||
Una política pública integral Salvador Díaz Cárdenas, Esteban Escamilla Prado y Domingo Robledo Martínez En México, la cafeticultura se considera como una actividad estratégica, debido a que permite la integración de la cadena productiva, la generación de divisas y empleos. Es un factor de subsistencia de muchos pequeños productores y alrededor de 30 grupos indígenas; y, en forma reciente, de enorme relevancia ecológica, pues más del 90% de la superficie cultivada con café se encuentra bajo sombra diversificada, que contribuye a conservar biodiversidad y como proveedor de vitales servicios ambientales a la sociedad. No obstante su relevancia, el sector cafetalero ha estado inmerso en recurrentes crisis por la caída de los precios en el mercado internacional. Una estrategia de mejoramiento debe partir de reconocer que las regiones cafetaleras están íntimamente ligadas al patrimonio biocultural del país, su ubicación en regiones montañosas, cafetales dispersos, con difícil acceso a las comunidades, que se caracterizan por los altos niveles de marginación y pobreza. Un breve recuento de las acciones y programas de política pública, en el periodo reciente, comprende: Periodo 2001-2012. Padrón Nacional Cafetalero y Sistema Informático de la Cafeticultura Nacional, Fondo de Estabilización de Precios, Fortalecimiento y Reordenamiento de la Cafeticultura, Fomento Productivo y Mejoramiento de la Calidad del Café de México, Fondos Concursables para Proyectos de Desarrollo Rural, Retiro de Café de Calidades Inferiores, Promoción del Consumo del Café de México, Estrategia de Capacitación al Sector Cafetalero, Combate a la Broca del Café, Programa de Fomento Agrícola y Estrategia de Innovación en la Cadena Productiva del Café. Periodo 2013-2015. Padrón Cafetalero, Impulso Productivo, Compra de Planta, Viveros Tecnificados y Asistencia Técnica PROCAFÉ. A partir de la cosecha 2015-2016 se aplica el Programa Integral de Atención a la Cafeticultura (PIAC). Los programas oficiales en México, aunque han buscado paliar los efectos de las crisis de precios, disminuyendo el descuido y abandono de cafetales; dada su aplicación desarticulada, no han revertido la tendencia de deterioro de las plantaciones ni logrado un mejor posicionamiento del café mexicano en los mercados. El severo ataque de la enfermedad de la roya del café (Hemileia vastatrix) y el repunte de otros problemas fitosanitarios, han provocado la pérdida de cosecha en importantes regiones y agudizado los bajos rendimientos nacionales, hasta niveles inferiores a 7 Qq/ha (un quintal de café equivale a: 250 kg de café cereza; 57.5 kg de café pergamino; 46 kg de café oro). Convertir esta coyuntura de crisis de la cadena productiva del café en una oportunidad para el diseño y aplicación de una política pública integral hacia este sector, acorde con su importancia multidimensional: ambiental, económica, social y cultural; es el propósito general de las siguientes líneas de estrategia para el impulso de la cafeticultura mexicana. Los recursos necesarios son muy amplios para un programa integral como el planteado y se deben planear en el mediano (3 a 5 años) y el largo plazo; lo relevante es que los recursos disponibles se apliquen con esta visión integral. El café es todavía en muchas regiones y comunidades, la principal fuente de ingreso económico obtenido de productos de la agricultura y cualquier estrategia de impulso debe considerar esta relevancia. El café no debe ser atendido con criterios asistencialistas, mucho menos como cultivo anual. Las principales zonas arboladas de Mesoamérica son las regiones cafetaleras por su cultivo bajo sombra; esto es muy relevante ante el cambio climático. Definidas, complementadas y fortalecidas las líneas estratégicas para el desarrollo de la cafeticultura, con la participación de los actores involucrados, mejorando la participación gremial; a la par se deberá definir una nueva forma de articulación institucional y de actores en el sector cafetalero de México. Se consideran elementos importantes a considerar para crear una articulación institucional y una política cafetalera integral en México, entre otros, los siguientes: i) Que existen modelos de coordinación institucional en café, aplicados en otros países, con resultados relevantes y cuyas experiencias se pueden tomar como referentes. Algunos ejemplos son: el esquema de alianzas público-privadas en Honduras, Costa Rica, Guatemala y Perú; pero también de Brasil (EMBRAPA), Colombia (el posicionamiento de su café en el mercado) y hasta Vietnam (éxito en robusta); ii) Valorar la importancia económica, ambiental, social y cultural del café; requiriendo avanzar hacia la sustentabilidad y la búsqueda de mercados diferenciados y; iii) Respecto a la participación institucional, se tienen problemas importantes que inciden en la situación del sector cafetalero: la desarticulación de las acciones; la falta de continuidad de los programas y, los apoyos son anuales y deben ser multianuales, ante un cultivo perenne que exige una visión de largo plazo. Es importante que los actores e instituciones participantes se apropien y hagan suya una visión estratégica de largo plazo, de manera que se fortalezca la participación gremial, en la perspectiva del desarrollo y rescate de la viabilidad económica de la cafeticultura nacional. En el marco de las políticas públicas, considerar que sus resultados dependen de la existencia de un proceso político democrático, de su transparencia, credibilidad y aplicación priorizada, de acuerdo con lo que la sociedad involucrada defina y considere como estratégico. Para la construcción de la agenda pública de la cafeticultura, es importante avanzar en las seis líneas estratégicas propuestas u otras que se definan, con participación y compromiso directo de los actores; lo cual conlleva a establecer una nueva forma de organización institucional y de articulación de dichos actores.
|