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Para rescatar la pesca ribereña Milton Gabriel Hernández García Doctor en Desarrollo Rural por la UAM-Xochimilco Según la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura (Conapesca), actualmente existen alrededor de 350 mil pescadores en el territorio nacional. Esta cifra no especifica si se refiere solo a pescadores ribereños de la costa y de aguas interiores o si incluye también a los que trabajan en embarcaciones de altura, pero es un referente importante para suponer que más de un millón y medio de personas viven directa o indirectamente de esta actividad. La aportación de la pesca al Producto Interno Bruto (PIB) y a la autosuficiencia alimentaria es fundamental y estratégica, a pesar de que ha sido abandonada por los últimos cinco gobiernos de corte neoliberal. Ello se ha traducido en un decremento productivo de las principales pesquerías debido a que la inspección y la vigilancia son deficientes y a que, por tanto, la aplicación de políticas públicas erróneas ha provocado la sobreexplotación de algunas especies. Por otro lado, diferentes modelos de desarrollo han provocado una grave devastación ambiental en las costas, ríos, lagunas, esteros y otros cuerpos de agua. Ante este escenario, los pescadores desarrollan su actividad en zonas de captura que se encuentran en aguas cada vez más distantes, lo que provoca el incremento en los precios del combustible y un mayor riesgo, ya que en embarcaciones muchas veces deterioradas, se ven en la necesidad de arriesgarse en sitios de mayor profundidad. Además, enfrentan condiciones desiguales en el mercado, muchas ocasiones ni siquiera recuperan los gastos de inversión. A nivel general, las regiones pesqueras de México carecen de planes de manejo adecuados a los contextos locales. Hay falta de transparencia y acceso limitado a los permisos de pesca, lo que ha condenado a la ilegalidad a la mayoría de los pescadores. Las cooperativas constantemente denuncian la opacidad en la asignación de recursos para el desarrollo de proyectos productivos Para hacer frente a la crisis estructural de la pesca ribereña y recuperar las costas, Andrés Manuel López Obrador, en el Proyecto de Nación 2108-2024, ha propuesto la creación e instrumentación de un Plan Pesquero Nacional que “coordine políticas públicas pesqueras sustentables con otras entidades gubernamentales y gobiernos estatales y municipales”, el cual tendrá como base la información científica con la que contamos en la materia, pero también los intereses y necesidades de los pescadores. Como parte de ese Proyecto de Nación, AMLO se ha comprometido a crear políticas públicas que permitan mejorar las condiciones de vida de las comunidades pesqueras a través de un proceso de revitalización de las organizaciones cooperativas, pero también diversificando las figuras legales para la constitución de colectividades dedicadas a la pesca, como las Sociedades de Responsabilidad Limitada. Ante el abandono de los últimos cinco gobiernos respecto de los pescadores de México, López Obrador se ha comprometido a generar esquemas de financiamiento para establecer la infraestructura de uso común, necesaria para el procesamiento de productos pesqueros y acuícolas, así como modernizar la flota pesquera nacional, que cada vez es más obsoleta. Parte de la estrategia supone mantener la producción pesquera y acuícola nacional por encima de los 1,7 millones de toneladas actuales, aplicando medidas de producción sustentable, promulgando una nueva Ley de Pesca y Acuacultura Responsables, transparentando la asignación de permisos de pesca, trasladando de la Conapesca a la Profepa las facultades de inspección y vigilancia para evitar conflictos de interés y desterrar la corrupción que ha caracterizado a las autoridades administrativas de la actividad pesquera. En el ámbito educativo, AMLO ha propuesto suscribir convenios con la Dirección General de Ciencia y Tecnologías del Mar, de la SEP, que administra 74 planteles en los litorales mexicanos y en aguas interiores, para desarrollar un programa permanente de capacitación e instrucción a todos los actores de esta actividad. Una necesidad apremiante reconocida por el PN es la promoción de los ordenamientos pesqueros, que podrían convertirse en el detonador de nuevos procesos organizativos en el sector social de la pesca. Además, AMLO ha suscrito públicamente el Plan de Ayala Siglo XXI 2.0 (PASXXI2.0) que, de ganar la presidencia, se convertirán en política pública. Los puntos más relevantes de este documento son los siguientes:
La pesca es un asunto de interés nacional, estratégico para garantizar la seguridad alimentaria de México. Es por ello que nos encontramos frente a la posibilidad de remontar 30 años de políticas pesqueras ausentes y, en el mejor de los casos, erráticas. Los pescadores también están ávidos de un cambio que les permita seguir viviendo de su actividad y que le da identidad cultural a los más de 11,000 kilómetros de litoral que tiene nuestro país.
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