La políticas públicas para enfrentar el acoso escolar deben considerar la dignidad de los menores, así como los principios de no discriminación, participación efectiva y resultados medibles en favor de sus derechos, señalaron la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Red Latinoamericana y Caribeña por la Defensa de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes (Redlamyc).

El secretario ejecutivo de la Redlamyc, Juan Martín Pérez García, señaló que es importante entender el acoso escolar desde el contexto estructural, ya que el modelo educativo viene de siglos atrás y no ha cambiado, pero los niños sí, lo que provoca que las aproximaciones al problema tengan poca o nula pertinencia, por lo que es necesario que los menores participen en la restructuración de ese modelo, así como en la construcción de espacios participativos.

Entre esas políticas se encuentra el operativo Mochila Segura, instaurado por la Secretaría de Educación Pública en varias entidades del país, que es la joya de la corona de la discriminación, al ser contraria a los derechos humanos.

Apuntó que es posible diseñar políticas públicas adecuadas si se avanza con los principios rectores de no discriminación y participación plena de los menores –que permita elegir cómo resolver juntos y en igualdad de condiciones junto con la comunidad educativa– y que contribuyan al pleno desarrollo. Si no responde a eso no es interés superior del niño, sino del adulto o de la comunidad educativa, indicó.

Así lo planteó Pérez García, también secretario de la Red por los Derechos de la Infancia en México durante la Consulta Regional sobre Protección de los Niños del Acoso Escolar, que se realizó hace un par de días. Agregó que las políticas públicas para prevenir y atender el acoso escolar deben tener al menos tres elementos: un marco de ley nacional, institucionalidad y recursos.

Se debe superar, explicó, la idea del acoso escolar entre pares, ya que sólo criminaliza a los involucrados, dejando de lado a la comunidad educativa. Es violencia social estructural la que llevamos también al sistema educativo; los acosadores son sólo el vehículo de esa violencia que se está reproduciendo en otros espacios. Es importante reconocer a las familias diversas u homoparentales, incluyendo a la comunidad transgénero, en las que suelen acentuarse la discriminación, el estigma y el acoso.

Esmeralda Arosemena, relatora de la niñez de la CIDH, enfatizó que las políticas públicas para enfrentar el acoso escolar deben considerar la dignidad de los menores, al igual que los principios de no discriminación, participación efectiva y resultados medibles en favor de sus derechos.