Para mí, es la esgrimista ideal: aguerrida, zurda, combativa y capaz de cambiar la táctica en el momento oportuno para vencer a su oponente, afirma emocionado Alain Tandron de su alumna Natalia Botello, a quien cuida y pule como un diamante, porque tiene en sus manos a una sablista que está en la élite mundial a su corta edad y con la que ha compartido podios en cuatro años de trabajo.

Tandron no es un improvisado de la esgrima, deporte que practicó de joven en su natal Cuba, en el arma de florete; sin embargo, México le abrió las puertas y sus mejores resultados los ha logrado en este país en el sable, con las categorías infantiles, cadetes y juveniles.

Hace unos días cumplió una década de haber llegado al país que adoptó. Durante ese tiempo descubrió el talento de Baja California, la entidad que lo contrató y ha convertido en potencia mundial de la esgrima.

Cuando habla de Botello –ganadora del Premio Nacional de Deportes 2017– sus ojos se humedecen por la felicidad compartida con la tijuanense y por la labor que los dos han hecho para ganar cinco medallas del orbe: oro, plata y bronce, en Bulgaria 2017, y las dos argentas de Italia 2018.

En Verona, platica Tandron, pensé que se me iba la medalla, porque antes de que Natalia llegara a la final, en el camino se enfrentó con una turca que a punto estuvo de vencerla, pero la mexicana empató y en el último toque le ganó, fue una inmensa alegría, corrí a abrazarla, porque demostró sangre fría y temple.

Las competencias en Copas del Mundo en Europa se reflejaron en el rendimiento de su alumna. A la presea de Natalia se sumó la de otro bajacaliforniano: Diego Cervantes, en florete.