Aunque en México ha habido algunos avances importantes en materia de transparencia, todavía hay diversos organismos gubernamentales que se niegan a rendirle cuentas a la sociedad y operan como si estuviéramos en los siglos XIX o XX, lamentó Joel Salas Suárez, comisionado del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai).

El funcionario destacó que un ejemplo de dicha actitud de resistencia de algunas autoridades es el de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que cobró 25 mil pesos a una particular para entregarle copia de todo el expediente del socavón en el Paso Exprés, de la carretera México-Cuernavaca, y después se negó a darle la información solicitada.

Aunque hay organismos que tratan de incorporarse a la dinámica de la transparencia y dan información importante sin que nadie se las solicite, hay otras que siguen reacias y se siguen resistiendo a cumplir. Hay instituciones donde esta cultura ha permeado con mayor facilidad y otras que siguen pensando y operando como si estuviéramos a finales del siglo XIX o en el XX.

Pese a ello, encomió los avances que se han registrado en años recientes, como la incorporación del concepto de gobierno abierto en las leyes del país, y el hecho de que haya 26 entidades federativas que se han comprometido a impulsar dicho modelo. Lo que falta ahora, dijo, es poner en marcha las políticas públicas que soporten dicho andamiaje normativo.

Entrevistado durante la primera Cumbre Nacional de Gobierno Abierto, Salas indicó también que el Senado no debe tardar más en la designación de quienes sustituirán a las comisionadas Areli Cano y Ximena Puente, ya que si bien el trabajo cotidiano del instituto se realiza de forma normal, la carencia de dos integrantes sí los pone en una situación complicada cuando algún miembro del pleno debe asistir a compromisos fuera de la Ciudad de México.

Durante la inauguración de la cumbre, el presidente del Inai, Francisco Javier Acuña, lamentó que pese a tener las instituciones y leyes más avanzadas de su historia, México sigue registrando indicadores ominosos de inseguridad, pobreza y desigualdad.