Familiares de personas desaparecidas exigieron a partidos y candidatos no utilizar esta problemática para fines electorales. Al mismo tiempo, pidieron al gobierno federal tomar en cuenta a las familias afectadas para cualquier paso que se pretenda dar en la construcción del entramado legal y operativo para la búsqueda de personas.

Subrayaron que la ley en la materia, promulgada en noviembre pasado, fue posible por el esfuerzo de los afectados.

Por lo pronto, el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, les aseguró que hoy se publica en el Diario Oficial de la Federación el ajuste, con base en el cual la Comisión Nacional de Búsqueda quedará adscrita a esa dependencia y no subordinada a la Comisión Nacional de Seguridad, como se estableció en principio.

Lo único que pedimos es que el tema de desaparecidos no lo agarre ningún político, ningún candidato, por respeto a nuestros hijos y a nosotros mismos; no es un asunto electoral, sino de humanidad, advirtió Yolanda Morán, madre de Dan Jeremeel, ausente desde 2008.

Un numeroso grupo de familiares de víctimas de desaparición forzada y/o cometida por particulares se reunieron ayer en privado con Navarrete; muchos de los casos ya alcanzaron una década en el rezago u omisión, como el de Julia Alonso, cuyo hijo, Julio Alberto, desapareció en enero de 2008, en Nuevo León. Actualmente en México hay un registro de 37 mil personas no localizadas.

En el encuentro, los afectados entregaron un documento de dos cuartillas en el cual se exige garantía de inclusión, como vía para que los afectados recuperen la confianza en las autoridades.

La ley fue un paso importante, pero aún es insuficiente para saldar la deuda que el Estado mexicano tiene con las víctimas. El gobierno, con sus acciones y omisiones, destruyó la confianza y los acuerdos construidos anteriormente para hacer de esta norma un instrumento útil que sea producto de la participación de las familias, se indica en el texto.

Navarrete expresó: no creo que haya un dolor más grande para un papá, para una mamá, que no saber dónde está un hijo o un familiar cercano, independientemente de la causa por la cual esta persona haya desaparecido o haya sido declarado ausente. Es dolor que carcome todos los días y, en ese sentido, es una obligación tener mucha sensibilidad para tratar cualquier tema que tenga que ver con esos asuntos.