Martes 10 de abril de 2018, p. 2
Madrid.
Un detallado estudio de parentesco genético ha sido el primero en revelar que, al igual que las sociedades humanas, las ballenas beluga parecen valorar cultura, raíces ancestrales y vínculos familiares.
La investigacion, liderada por el Instituto Oceanográfico Harbor Branch de la Florida Atlantic University y publicado en PLOS One, ha demostrado que las ballenas de esta variedad estudiadas regresaron a los mismos lugares año tras año y cada década. Estas ballenas no sólo saben adónde ir y no ir, sino que transmiten esa información de una generación a otra.
Esta herencia intergeneracional probablemente involucra cierto aprendizaje social de miembros de la misma especie, muy posible de la madre a la cría. El estudio determina la filopatría para la estancia en el verano y los circuitos migratorios completos como un comportamiento característico de estos animales.
Herencia
Los hallazgos de este estudio también precisan la estructura fundamental de los componentes básicos de la sociedad de la ballena beluga y proporcionan evidencia convincente de que la cultura migratoria es heredada. Además, ayudan a mantener demográficamente poblaciones discretas que pueden superponerse en tiempo y espacio.
Habitantes de las aguas árticas y subárticas, las ballenas beluga (que significa blanco
en ruso), Delphinapterus leucas, pasan el invierno y el verano en diferentes lugares donde se alimentan, mudan y cuidan a sus crías. Algunas incluso viajan hasta 6 mil kilómetros cada año. A estos animales, altamente sociables, a menudo les gusta pasar el tiempo cerca de la costa durante el verano cuando el hielo se derrite.
Su serie increíblemente avanzada de repertorios vocales y sistemas acústicos sugieren que son capaces de formar relaciones y grupos muy complejos. Sin embargo, la cuestión de si estos animales y otros no primates son capaces de desarrollar una cultura ha sido debatida durante mucho tiempo.