Milán.

La exposición Frida Kahlo: más allá del mito, montada en el Museo de las Culturas de Milán (Mudec), destaca entre las muestras más visitadas de Italia.

En los primeros 40 días, tras la inauguración el pasado primero de febrero, ha registrado 117 mil 861 visitantes, según datos difundidos por ese recinto.

Desde su apertura en 2015, el Mudec se distingue por albergar exposiciones dedicadas a artistas relevantes, como Jean-Michel Basquiat, Joan Miró y Paul Gauguin, aunque la muestra sobre la pintora mexicana es su proyecto más ambicioso, según se informó en conferencia de prensa.

Es un contrapeso a la colección etnográfica permanente del museo que interesa sobre todo a un público de especialistas, en el flamante edificio proyectado por David Chipperfield.

La muestra, con la curaduría de Diego Sileo, es la más completa sobre Kahlo en Italia.

Reúne por primera vez las dos colecciones cardinales del Museo Dolores Olmedo y la de Jacques y Natasha Gelman, complementadas con préstamos de museos estadunidenses y coleccionistas privados.

Incluye 70 pinturas (más de una tercera parte de la producción total de la pintora), 150 fotografías, 50 dibujos y material de archivo proveniente de la Casa Azul, donde Sileo desarrolló una investigación.

La idea del curador es presentar una Frida artista a secas salvándola de la anécdota biográfica, evitando mencionar sus desventuras personales, orillando al visitante a centrarse únicamente en la apreciación de la obra.

Museográficamente la muestra es esencial, elegante, espaciosa. Sigue un corte temático (Mujer, Tierra, Política y Dolor), alternada por salas de descanso que muestran fotografías y material audiovisual. Todo eso permite al observador digerir cada cuadro, saborearlo de principio a fin, pues cada sala mantiene una calidad constante.

La exigencia de superar la mitografía propuesta por Sileo, no es aislada, sino que responde a una maduración de la crítica que comienza a exigirlo.

Helga Prignitz-Poda, curadora de la doble exposición de Frida en Roma y Génova en 2014, lo subrayó también. “Como el Che Guevara, Frida ha sido transformada en una marca (…) Lamento que su obra venga interpretada en manera exclusivamente biográfica”. Helga la ubicó, como también Sileo, en el contexto amplio de la historia para otorgarle mayor objetividad, alejándola de la mirada limitante de la microhistoria de la artista.

Sin embargo, desde un punto de vista del contenido, la muestra de Milán no aporta ninguna novedad científica que justifique el título, y mucho menos una cuarta exposición en Italia en tan sólo cuatro años. Un auténtico embotellamiento, que da poco margen a la originalidad y elimina cualquier posibilidad alternativa de proponer la riqueza artística que el suelo mexicano ha producido. Pensando en la generación de Frida, ¿cuánto tiene que no se ha realizado una muestra dedicada a los muralistas? Exceptuando una mediocre que visité hace pocos meses en Bolonia, nada se conoce. ¿Por qué no hablar de Carlos Mérida, de Rufino Tamayo y de mujeres artistas de renombre internacional que México ha dado, como Leonora Carrington, Remedios Varo, María Izquierdo, Lola Cueto, Lola Álvarez Bravo?

Es inevitable preguntarse si no es humillante para una artista tener que alcanzar la fama a través del sufrimiento de su existencia.

El Museo Victoria y Alberto albergará muestra de la pintora

La muestra del Mudec debe ubicarse en el contexto de un fenómeno de delirio mediático del que deberá ocuparse la sociología. Únicamente así se explica como Il Corriere della Sera, uno de los periódicos más importantes de Italia, haya dedicado una página completa a las recetas de cocina de Frida, o bien cómo Frida inspiro una canción en la última edición del famoso festival musical de Sanremo, por no hablar de la obra en cartelera del Teatro Duse de Milán y del TRAM de Nápoles; de la moda de la monoceja en las pasarelas o la reciente y polémica nueva Barbie Frida de la empresa Mattel.

¿Cuánto beneficia a México tal monopolio artístico? ¿Cuánto ayuda, hablando en términos meramente económicos, que otros artistas no puedan despertar el interés y la curiosidad por el país a través de su arte? ¿Cuánto incluso podría ser importante que existiera un turismo enterado, curioso por visitar los museos y monumentos del país más allá de la Casa Azul? ¿Cuánto a la larga beneficia adular al público, ser condescendiente y homogeneizarlo, impedirle ver más allá del mito?

A Frida le importa un bledo lo que se piense de ella, sigue su propio camino con paso firme. Pss… lector, ¿la ve? Sí, mire bien… está ahí al fondo, ventilando y desempolvando sus mejores ajuares. En junio el Museo Victoria y Alberto de Londres los mostrará al público en pompa magna. Ella está casi lista. ¡No se lo pierda!

(La exposición Frida Kahlo: más allá del mito concluirá el 3 de junio en el Museo de las Culturas de Milán.)