Moscú.

En protesta contra las autoridades de Kemerovo por la indiferencia que mostraron en los momentos iniciales y por su intento de minimizar la magnitud de la tragedia –el incendio en un centro comercial que costó la vida de 64 personas el domingo anterior–, miles de personas salieron a la calle este martes para participar en un mitin con un doble propósito: solidarizarse con los familiares de las víctimas y exigir la dimisión del gobernador de esa región siberiana, Aman Tuleyev, y de otros funcionarios.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, a primera hora de este martes depositó una ofrenda ante un improvisado monumento –de hecho, una montaña de juguetes de peluche, por cuanto murieron 41 niños–, encabezó una reunión de trabajo con las autoridades de Kemerovo y decretó este miércoles día de duelo nacional en el país. El mandatario no quiso hablar con los manifestantes y sólo recibió a un pequeño grupo de familiares, a quienes expresó sus condolencias.

Aprovechó la ocasión, de acuerdo con en las imágenes que transmitió la televisión pública, para pedir a la gente que no crea todo lo que se dice en las redes sociales. Son puras mentiras, dijo, y recomendó esperar que concluya la investigación, prometiendo que los responsables recibirán su castigo.

Putin no se explica cómo pudo ocurrir una tragedia como ésta. Estamos tratando de estimular la natalidad y, de pronto, en tiempos de paz, no de guerra, perdemos a tantas personas por la negligencia, por la incapacidad de unos ineptos, puntualizó.

El mensaje no iba dirigido a Tuleyev y lo más probable es que haya varios chivos expiatorios: de Ilia Serdiukov, el alcalde de Kemerovo, para abajo. En su intervención, Tuleyev se dedicó a elogiar a Putin y le agradeció que, estando tan ocupado, haya encontrado tiempo para llamarle personalmente por teléfono y viajar hasta Siberia.

Para Tuleyev, quienes participan en el mitin de protesta son unos revoltosos, confió a Putin, dando a entender que los opositores viajan de toda Rusia para desestabilizar a su gobierno.

Con uno de esos revoltosos habló esta mañana el vicegobernador Serguei Tsiviliov, a quien se menciona como posible sucesor de Tuleyev desde hace años y fue el único funcionario que intentó dialogar con los manifestantes.

Tratan al pueblo como ganado, le espetó en la cara Igor Vostrikov. La respuesta de Tsiviliov no tardó en llegar: Joven, usted está tratando de hacerse promoción por motivos políticos y utiliza esta tragedia. Vostrikov no aguantó más: ¿Promoción? Perdí a mi mujer Yelena, a mi hermana Aliona, y a mis tres hijitos de siete, cinco y dos años.

Sin argumentos, Tsiviliov pidió perdón y se puso de rodillas.

En muchas ciudades de Rusia, incluida Moscú, también hubo homenajes en recuerdo de las víctimas.