Los matan al atribuirles falsas propiedades curativas
Martes 27 de marzo de 2018, p. 35
Una pizca de polvo de hueso de chimpancé, saliva de geco, una gota de cerebro de buitre.
No son los ingredientes del potaje de una bruja de cuentos, sino algunas de las preciadas sustancias que impulsan el multimillonario tráfico ilegal de partes de animales, pregonadas como remedios milagrosos para una multiplicidad de padecimientos, asma, cáncer o sida.
Junto a productos más conocidos como el cuerno de rinoceronte, las escamas de pangolines o los huesos de tigre, el tráfico de especies a menudo en peligro o amenazadas es más secreto, aunque no menos rentable: caballitos de mar disecados, garras de perezosos, branquias de mantarrayas o embriones de macacos.
Y aunque algunos de estos elementos forman parte de recetas ancestrales prescritas por médicos tradicionales en Asia y África, otros son simplemente vendidos como medicamentos milagrosos por charlatanes, subrayan los expertos que, reunidos en la colombiana Medellín, advirtieron sobre una extinción masiva de especies.
Nunca criticaremos las prácticas tradicionales
, dice John Scanlon, secretario general de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas.
Pero denuncia a aquellos que abusan de personas muy vulnerables
al ofrecerles ciertos productos de la vida salvaje como poseedores de propiedades que no están asociadas con la medicina tradicional
.
Estos incluyen los cuernos de rinoceronte para curar el cáncer, una afirmación no demostrada que contribuye a diezmar las poblaciones de esas majestuosas bestias.
En 1960, unos 100 mil rinocerontes negros vivían en África. En 2016 había menos de 28 mil en el muno, según un informe de las Naciones Unidas.