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Legalizar la mariguana para enfrentar la violencia en la UNAM
L

os recientes acontecimientos en los que fueron asesinadas dos personas en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) obligan a la comunidad universitaria a reflexionar sobre los caminos para enfrentar la violencia ligada al narcotráfico. La responsabilidad es grande, pues nuestra casa de estudios debe analizar y emprender acciones con efectos no sólo en sus propios campus, sino que puedan servir como un modelo para toda la nación.

Algunos datos permiten ilustrar el entorno en el que se desarrollan las actividades de docencia en los niveles de bachillerato, licenciatura y posgrado; la investigación científica, tecnológica y humanística, así como la difusión de la ciencia y la cultura, no sólo en la UNAM, sino en todas las instituciones de educación superior e investigación. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat) 2016-2017, en nuestro país el consumo de drogas ilegales se ha incrementado en los años recientes, pues pasó de 1.5 por ciento en 2011, a 2.7 en 2016 en personas entre 12 y 65 años. La mariguana es la droga ilícita con mayor demanda en ese amplio rango de edad, y su uso se ha incrementado en el mismo lapso al pasar de 1.2 por ciento en 2011, a 2.1 en 2016.

Otro dato que resulta útil es la edad de inicio en el consumo de drogas. En la encuesta citada, 58 por ciento comienza antes de los 17 años para el caso de la mariguana, y también la proporción es muy elevada para todas las demás drogas ilegales en ese grupo de edad, lo que debe de encender alertas sobre la vulnerabilidad de los más jóvenes. Específicamente en el caso de los estudiantes de secundaria y bachillerato, otro sondeo realizado en 2014, la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes (Encode), muestra que el consumo alguna vez en la vida para cualquier droga fue de 17.2 por ciento y crece 2.1 veces de la secundaria (10.1 por ciento) al bachillerato (21.8 por ciento), lo que muestra que hay que poner mucha atención en el bachillerato universitario. La droga ilícita más utilizada también es la mariguana. No hay cifras precisas respecto del consumo en los niveles de licenciatura y posgrado, sólo algunos datos indirectos que indican que la oferta de mariguana en estudiantes entre 18 a 25 años creció 45.8 por ciento entre 2011 y 2016 de acuerdo con la Encodat.

Pero, ojo, si bien los datos anteriores pueden parecer alarmantes, en realidad no lo son tanto, pues son muy bajos si se comparan con el consumo en otras naciones de América. De acuerdo con el Observatorio Interamericano de Drogas (citado por la Encodat), el consumo alguna vez en la vida de mariguana en la población general de Estados Unidos y Canadá es superior a 40 por ciento, en Chile y Uruguay de 20, en Bolivia de 1.3 y en México de 1.2 por ciento. Lo anterior muestra que si bien el uso de la mariguana ha tenido un incremento en nuestro país, comparativamente en México el consumo no es el problema central. Entonces, ¿cuál es el verdadero problema?

El perfil epidemiológico en una nación da cuenta de las enfermedades o condiciones que constituyen las principales causas de muerte en su población. Las agresiones se han colocado entre las primeras 10 causas de decesos en nuestro país. De acuerdo con el Inegi, en 2016 fueron la séptima causa de fallecimientos en México, sumando 24 mil 559 casos. Diversos organismos han estimado que aproximadamente 75 por ciento de los fallecimientos por agresión están relacionados con el crimen organizado. Por tanto, el principal problema de México no es el consumo de mariguana, sino la violencia ligada al narcotráfico, como la que acabamos de atestiguar en Ciudad Universitaria.

Frente a estos hechos lamentables, la Universidad Nacional debe proponer a la sociedad un modelo para enfrentar la violencia ligada al narcotráfico. La guerra contra los grupos criminales ha mostrado una y otra vez su fracaso. En la UNAM, por tanto, no debe introducirse una fuerza policiaca o militar, la violencia debe ser erradicada con la inteligencia y la unidad de los universitarios. En este sentido, el mensaje del doctor Enrique Graue Wiechers, rector de nuestra máxima casa de estudios, fue muy oportuno y contiene, sin duda, elementos de gran valor para enfrentar este problema.

Pero el modelo que la UNAM, como institución, debe proponer a toda la nación no puede ser otro que legalizar el uso de la mariguana con fines recreativos con un enfoque de libertad informada. ¿Cómo alejar a los jóvenes del contacto con los criminales? En los países donde este camino se está explorando la distribución está regulada por el Estado, lo que elimina o reduce a su mínima expresión ese contacto y por lo tanto la violencia ligada al narcotráfico en las escuelas. Este es sin duda el camino que hay que impulsar, y nuestras autoridades seguramente contarán para ello con un amplio respaldo de la comunidad universitaria.

Una versión de este texto fue presentada en la mesa: Drogas: Legalización o escandalización, realizada el 14 de marzo en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.