José Antonio Meade, candidato presidencial del PRI, empezó la jornada de este miércoles con críticas a su contrincante Ricardo Anaya, a quien calificó de gran experto de la simulación.

Advirtió que el panista no debe escudarse en una supuesta guerra sucia en su contra. Más tarde pidió a la Procuraduría General de la Republica (PGR) explicar por qué determinó el no ejercicio de la acción penal contra el ex gobernador de Chihuahua Cesar Duarte, y al PRI sugirió analizar en su comisión de ética (instalada por el propio candidato el pasado 8 de marzo) el caso del ex mandatario, integrante de este partido.

Yo estoy limpio y libre de corrupción, y de eso no tengo absolutamente ninguna duda; que cada instancia haga su trabajo y rinda cuentas, dijo.

Es deseable que (la comisión) haga su propia investigación en ese y en cualquier otro caso en que haya dudas sobre violacion en materia ética, señaló en entrevista.

De tener elementos, la comisión de ética tiene la facultad de pedir a la Comisión de Justicia del PRI la expulsión de Duarte. Lo central, precisó Meade, es empoderar a las instituciones.

Por mi parte, añadió, estoy tranquilo porque mi conducta siempre ha sido ética.

–Confía en la inocencia de César Duarte? –le preguntaron luego de una reunión con empresarios.

–No corresponde al candidato pronunciarse sobre el estado de derecho, sino exhortar a las instituciones a que funcionen.

En cuanto a la información del presunto deslinde del notario público al que Anaya mencionó en la trama inmobiliaria que lo involucra, Meade dijo que pone en entre dicho las explicaciones del panista.

Con la vieja guardia

El abanderado priísta desayunó en privado con medio centenar de ex líderes y ex gobernadores del Revolucionario Institucional, algunos de los cuales estuvieron al frente del partido en los años 70 y 80.

Convocados por Augusto Gómez Villanueva, varias veces legislador y muy cercano al candidato, acudieron a la sede nacional del tricolor desde Adolfo Lugo Verduzco, ex líder priísta, hasta los ex mandatarios Arturo Montiel (estado de México) y Fidel Herrera (Veracruz), quienes arroparon al aspirante presidencial.

Ahí se hizo una amplia referencia al servicio público como el mecanismo de servir al país y no para treparse en cargos o servirse del partido, dijo una de las asistentes.

El ambiente, agregó, fue de rencuentro; lo único preocupante fue el desmayo que sufrió, por un golpe de calor, Mercedes Juan, ex secretaria de Salud.

Más tarde, Meade apadrinó a la primera generación de la Escuela Nacional de Mujeres Priístas, a quienes pidió apoyo. Aquello se convirtió en un remolino de saludos y fotografías con el candidato, al grado de que poco lo dejaban avanzar hacia la salida.

Ante la prensa, Meade insistió en debatir con sus contendientes Anaya y Andrés Manuel Lopez Obrador antes de que se inicie la campaña. No deberían rehuir a esa invitación, consideró.

Me parece, señaló, que hace seis años él sugería que economizáramos en el uso de recursos públicos, que tuviéramos 12 debates. Se ve que en esa ocasión estaba más preparado para defender sus ideas que ahora.