Opinión
Ver día anteriorMartes 27 de febrero de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La UNAM acosada
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n las pasadas semanas la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se ha visto acosada por diversos actos de violencia. Así lo afirmó este sábado el doctor Enrique Graue Wiechers, rector de esa casa de estudios en un mensaje dirigido a la comunidad de esa universidad y a la nación. En el actual contexto social y político del país, caracterizado por el incremento irrefrenable de la violencia y un proceso electoral en puerta muy complejo y no exento de turbulencias –las que presumiblemente se irán intensificando conforme avancen los días–, el mensaje de quien encabeza una de las más importantes instituciones de educación superior e investigación en México, resulta muy oportuno para atajar los intentos de desestabilizar a nuestra máxima casa de estudios y con ello al país entero.

Hay dos elementos de carácter externo que se expresan en las inmmediaciones y dentro de los recintos universitarios, uno de ellos es la violencia que ha desembocado en la agresión de la profesora y jefa de sección del Programa de Economía de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, María Luisa Noria Ramírez, al salir del estacionamiento de ese plantel. Las motivaciones de este hecho no son todavía claras, ya sea que se trate de un acto delictivo como los que frecuentemente ocurren en el país y en esta ciudad (ya el gobierno de Alemania nos reprobó al advertir a sus ciudadanos de los riesgos de visitar diversas zonas de México, que son casi todas), o un hecho perpetrado intencionalmente para involucrar a la universidad. Como quiera que sea, se ha puesto en riesgo la vida de una integrante de la comunidad universitaria lo que resulta inadmisible.

Otro elemento es el narcomenudeo, fenómeno al que se refirió reiteradamente el rector Graue al describir los hechos que provocaron la muerte de dos personas dentro de las instalaciones de Ciudad Universitaria el pasado viernes. Al parecer en este caso se trata del enfrentamiento entre grupos criminales que se disputan zonas del campus universitario para la venta de estupefacientes. Esta hipótesis se ha visto reforzada por las declaraciones del jefe de Gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, quien ha dicho que entre los detenidos luego del acontecimiento se encuentran integrantes de una banda que opera en Coyoacán, distinta de la del conocido como El Ojos de la delegación Tláhuac. De cualquier modo, este dato muestra una universidad asediada dentro de una ciudad plagada de narcomenudistas.

Ante estos problemas que claramente son de carácter externo, los integrantes de una institución dedicada a la formación de personas altamente capacitadas –desde el bachillerato hasta el posgrado–, donde se crean conocimientos en los diversos campos de las ciencias y las humanidades y se difunden la ciencia y la cultura, tienen como principal arma el análisis riguroso de los hechos, que incluye examinar las causas de la violencia que priva en el país y la provocada por el narcotráfico y la prohibición, basados siempre en el uso de la razón, la discusión informada y las evidencias científicas. Pero además, tomando las medidas necesarias para evitar que estos hechos lamentables ocurran y se multipliquen, como las que ha emprendido la administración que encabeza el doctor Graue.

Se equivocan quienes afirman que no se hace nada para combatir la violencia en la universidad, son varias las medidas que se han emprendido y se seguirán realizando y perfeccionando. Lo que sí es cierto –lo ha dicho el rector– es que la UNAM no caerá en la trampa de solicitar el ingreso de las fuerzas policiales o la militarización para resolver sus problemas.

En cambio, lo que se necesita es una actitud prudente y al mismo tiempo decidida. Un mensaje claro como el del doctor Graue, llamando a la unidad de los universitarios, pero al mismo tiempo un análisis que observa hechos como los del viernes como la escenificación de una riña, o desnudando a quienes pretenden aprovechar ... los momentos políticos electorales que vivimos en nuestra nación para intentar desestabilizarnos.