na lluvia que no venía al caso se soltó acompañada de un ventarrón enlodando el ruedo casi al terminar la novillada –que no corrida de toros– y le dio a llenar de cornadas al fino diestro de Jerez de la Frontera Ginés Marín, como si jugara con un muñeco de trapo.
¡Y venga torero!, todo listo para preparar la birria de suadero. Pica que pica, perica; chile guajillo y el resto de ingredientes; jitomate a llenar, cebolla y, por supuesto, más chiles guajillos y la carnita bien picada, incluidos el hígado, los riñones, los pulmones y las criadillas.
Qué delicia de tacos de borrego porque de toreo, lo que se dice toreo, el que escribe no lo vio. Los humos de la birria me pusieron a bostezar.
Los novillos de don Fernando de la Mora , muy conocidos en los cabales se pasaron de la raya. Sin chiste, sin emoción, sin transmisión y muy devotos arrodillados. No contento de aceptar esos novillos, el señor juez decidió rechazar al quinto de la tarde. En sustitución apareció un toro de Xajay; bravo, peleador con los caballos y que dejó ver a un Arturo Saldívar desbordado.
No faltaron los detalles del torero jerezano, que con los toros que empujen será un torero al gusto de la afición mexicana. Asimismo, Juan Pablo Sánchez, de quien se dice es el nuevo Rey del Temple, tendrá que demostrarlo en faenas mejor estructuradas. Lo que sí, acompañó al torero español a preparar la birria de suadero.