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La tortilla y la liberación de precios
Jorge Witker V. “Ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz si la mayoría de sus miembros son pobres y desdichados” El inicio del presente año señala indicios poco estimulantes en el ámbito de la economía familiar. La variación ascendente (‘ajuste’, en el lenguaje tecnocrático) de los precios de los energéticos comienza a afectar los alimentos básicos de las familias mexicanas, sin que las autoridades hayan previsto medidas o paliativos que limiten las consecuencias que tales alzas de precios tienen en la dieta alimentaria de nuestra sociedad. En efecto, a las cuantiosas importaciones del maíz (12 mil 128 millones de dólares de 2013 a 2017, según el Banco de México) que dependen además del precio cambiante del dólar, se suman los costos de maniobras y traslado de los energéticos que han estado incrementándose persistentemente, a pesar de las promesas de las reformas de 2013 que aseguraban que bajarían de precio o, por lo menos, se estabilizarían. Así, los insumos en la elaboración de la tortilla abren, en los primeros días del mes de enero, con precios inesperados, pero previsibles. En efecto, las gasolinas y el diésel se han incrementado mensualmente, afectando el costo del transporte, según la distancia del lugar de origen del maíz, la harina nixtamal y la entrega final de la tortilla. El gas LP, en libre mercado, se incrementó, entre diciembre de 2017 y enero de 2018, de 8.60 pesos el litro a 10.75 pesos, alza que impacta a molinos y tortillerías.
La electricidad ha tenido alzas de un 12% entre 2017 y el presente mes de enero, elemento que también participa en molinos y tortillerías. Por lo estratégico del producto, se debe restablecer algún tipo de subsidio que integre el maíz, los energéticos y el mercadeo, como una medida temporal de apoyo a las familias mexicanas que tienen en la tortilla un insumo básico para su alimentación diaria. La Ley Federal de Competencia Económica y la Cofece no son las vías para abordar tan complejo problema. Con los incrementos en los precios de combustibles y electricidad a principios de este año, el precio de la tortilla actualmente fluctúa entre 15 y 16 pesos, sin que, por lo pronto, las autoridades definan alguna estrategia o programa al respecto. Ante esta situación es necesario restablecer algún tipo de subsidio que integre el maíz, los energéticos y el mercadeo, como una medida temporal de apoyo a las familias mexicanas que tienen en la tortilla un insumo básico para su alimentación diaria.
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