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Pueblo de Baca-Choix, Sinaloa Cuaresma y Semana Santa Luis Espinoza Sauceda Estudiante de economía y de la historia regional de Sinaloa
El diablo por temporadas se aloja en los pueblos yoremes. En el pueblo de Baca cada cuaresma se apodera de las almas de los infantes y adultos para enseñarles a bailar y a tocar el tambor. La última vez que estuve con los judíos, paseaban a Jesús por las calles del pueblo mientras cientos de mujeres y hombres pedían misericordia. En la cuaresma desaparece de las paredes de las casas el cuero de venado que estaban secando. Al igual que pasaron los días de búsqueda del venado por los cerros cercanos y en los ojos de agua para conseguir un buen cuero para tambor. Abandonados están los árboles de palo amargo, porque ya les tomaron las bolsitas de capullo para hacer los tenábaris. Es la temporada en que los mezquites y sauces retoñan despertando con aromas y colores que contrastan con los cerros mojinos de los alrededores. Los tambores hacen barullo, suenan en un lugar y otro, pregonando una y otra vez: Pueblo de Baca – Choix, Sinaloa, de manera interminable, como si quisieran revivir al pueblo de su año de letargo. El tocar del tambor de cada pueblo yoreme es diferente, tanto en su ejecución como en la forma de bailar. A partir del miércoles de ceniza empieza la cuaresma religiosamente, desde ese día el tambor no deja de sonar hasta morir el sábado de gloria. Los judíos, a manera de identidad, acostumbran a poner en letras grandes en el tambor: “Pueblo de Baca, Choix, Sinaloa”, que para el sabedor además de poner de manifiesto que pertenecen a Baca y que son los judíos del pueblo. Cada viernes por la tarde cuando el sol se pierde por el cauce del río Fuerte, los sonidos del tambor merodean el pueblo, por un lado y por otro con el típico son: Pueblo de Baca – Choix, Sinaloa. Los niños y niñas y toda la gente, después de la primera campanada, se arriman a la iglesia para ver a los judíos llegar: buscan reconocerlos, pero no es fácil, todos se parecen y se distinguen: son excelentes danzantes, sus máscaras sonríen, el rostro está pintado, los cuernos los han afilado, ataviados de coyolis tejidos de infinidad de colores y los tenábaris blancos suenan de mil formas. El son más característico de los tambores: Pueblo de Baca – Choix Sinaloa, una composición de sonidos en seis golpes, tres golpes altos con la diestra y tres golpes bajos con la zurda. Una combinación bien definida. El tambor se compone de dos tapas de cuero y un aro de madera, con un costado de cuero más grueso que el otro, así como chaquiras para dar sonidos agradables y definidos.
Los tenábaris se tejen en una retahíla por pares hasta cubrir toda la pierna. Los tenábaris del pie derecho contienen piedritas de mayor grosor que las del pie izquierdo, esto para combinar mejor los sonidos que emiten, uno más alto y otro más bajo, como en el tambor, se complementan. Los coyolis están hechos de carrizo tierno y golpeado por las aguas del río Fuerte para que suenen bonito y además no se revienten por el golpeteo constante cuando están bailando. La procesión o conti de los judíos, acompañados de mujeres y hombres que rezan, cada viernes recorren las catorce cruces del pueblo, mientras discurren en gestos burlescos, señas embaucadoras, sonidos de tambor y el cascabeleo seductor de los tenábaris que envuelve al grupo de personas. Son judíos, están desprovistos del don de la palabra para comunicarse. En la Semana Santa todos los días hay judíos en la iglesia. El jueves, viernes y sábado de gloria son tres días intensos, ininterrumpidos de fiesta donde el tambor y los tenábaris no dejan de sonar. En esos días el pueblo entra en trance, que desde el punto de vista de los católicos es el sacrificio y resurrección de Cristo, pero para los yoremes es el inicio del año y es una forma de hacer presente su cultura. La fiesta concluye el sábado en el ramadón, donde los pascolas toda la noche hacen fiesta. Una postal de los recuerdos luce unas largas filas de diablos apoderados de una iglesia entristecida, con el patio en llamas, sin más gloria que las flores de bugambilia. Alma indoblegable desbordada de gestos ambivalentes: elegantes y burlescos, inquietos tonos de tambor cuando no de campanas: el eterno testerear de múltiples sonidos. Así se vive la Cuaresma y la Semana Santa en el Pueblo de Baca, Choix, Sinaloa.
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