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Reinventar la música: las fiestas jóvenes Entrevista con José Luis Paredes Pacho Director del Museo Universitario del Chopo @pachoparedes
Desde hace 4 años, el Museo Universitario del Chopo organiza el Festival de Música Indígena Contemporánea Estruendo Multilingüe, en el que participan jóvenes indígenas de todo el país. Se trata de un evento que celebra la diversidad lingüística y cultural, así como el orgullo de ser joven. En 2018 se llevará a cabo la quinta emisión. Estruendo multilingüe es una plataforma para presentar grupos musicales de jóvenes indígenas de todo el país. El nombre se refiere a la circunstancia del país de ser una nación multilingüe, pues contamos con más de 60 lenguas indígenas. “Se cree normalmente que las expresiones culturales y festivas de las comunidades indígenas son estáticas y tradicionales, en el sentido de repetir siempre la misma forma, los mismos ritos y mitos, y nosotros, en el Museo del Chopo, creemos que no. Los chavos indígenas viven la contemporaneidad igual que los jóvenes y habitantes de las grandes metrópolis, y como tal, reinterpretan sus tradiciones, sin que eso signifique renegar su ser indígena”, explica Pacho, acerca de Estruendo Multilingüe, este festival que celebra y pone los ojos en lo que los jóvenes de las comunidades indígenas están oyendo, están tocando, están pensando. Este festival lleva sólo cuatro emisiones, pero, desde los años 90 -relata Pacho-, había registros de grupos y propuestas musicales que eran rechazadas por los adultos. “Son especies de contraculturas al interior o tensiones generacionales dentro de sus comunidades bastante interesantes, porque viven sus tradiciones y su momento contemporáneo de distinta manera, con una sociedad general distinta a la de los adultos de su comunidad. Digamos que las circunstancias son en cierta forma parecidas a las de los años 80 para los jóvenes de la capital. Sin embargo, difícilmente estos chicos salen de su comunidad o de su estado y, desde luego, a un grupo seri no necesariamente lo conocen en Chiapas, por ejemplo”. La escena musical ha cambiado muchísimo no sólo en los ámbitos urbanos, sino también en los ámbitos rurales, donde los jóvenes empezaron a incorporar ritmos musicales contemporáneos con sus propias tradiciones musicales. Se trata de zonas que ya no están aisladas, zonas a las que constantemente fluye nueva información sobre otras formas de ver el mundo, gracias, entre otras cosas, al fenómeno de la migración y al internet. “Hoy los jóvenes reciben mucha información, por la migración o por los cruces de la economía globalizada y, desde luego, por el internet. Si bien no todos los jóvenes indígenas en las serranías tienen celular o laptop, tienen maneras de conectarse. Esta información fluye también en las zonas rurales y ha generado escenas musicales distintas a las metropolitanas que dialogan con distintos géneros musicales. Podemos pensar en punk en tzotzil o rock pesado en chontal o incluso grupos como Isaac Montijo y los Buayums que son difíciles de caracterizar porque dialogan con muchísimas influencias”, explica Pacho. ¿Cómo se percibe en las comunidades esta escena musical de los jóvenes indígenas? “Este tema lo he investigado desde finales de los 80, cuando se acusaba a los jóvenes de querer dejar de ser indígenas y de darle la espalda a sus tradiciones por tocar música, por ejemplo, rock, en su lengua propia. Lo mismo que se decía, tal cual, de los rockeros en los años 60 e incluso en el 71, con Avándaro: se decía que querían ser gringos y dejar de ser mexicanos. Y no, no es así, simplemente miran sus tradiciones y su cultura comunitaria de una manera dialogada con la contemporaneidad”. ¿Cómo decide El Chopo organizar el festival Estruendo multilingüe? “La idea es que el Museo del Chopo, que fue plataforma para todas estas expresiones culturales urbanas de los años 80 que eran marginadas, perseguidas y estigmatizadas, ahora sea un espacio para los grupos juveniles de las comunidades indígenas, a quienes les faltan plataformas. Con Estruendo multilingüe no solamente propiciamos el encuentro de estos grupos y la posibilidad de tocar ante públicos -porque los artistas se desarrollan confrontándose con los públicos-, sino que también buscamos dar visibilidad a todas estas expresiones. Por esto creamos este festival, que se vuelve una plataforma de exhibición de todas estas búsquedas musicales y culturales que reivindican las lenguas originales”. ¿Han seguido la evolución de los grupos que se han presentado en este festival? “Sí, por ejemplo, Isaac Montijo suena más cada día. La sexta vocal de Chiapas, que tocó en el 2016, volvió en el 2017, pero apadrinando a otro grupo también chiapaneco de rock pesado y participando en talleres. Porque además también se hacen talleres, clínicas, conversatorios, para que dialoguen entre los distintos grupos con otras gentes profesionales de la música y con los públicos”. Y sobre las fiestas de los jóvenes en las comunidades rurales, Pacho agrega: “Hay que pensar que la gestión directa es muy importante en la fiesta. Hay que pensar en la fiesta no mediada por el mercado ni por las celebraciones oficiales, sino como experiencia cultural de gestión directa. Es muy importante que se le vea, no como peligro social, sino como una necesidad urgente de los jóvenes y de los ciudadanos, aunque sigue pareciendo amenazante para el establishment. Como decían los Beastie Boys, ‘lucha por tu derecho a la fiesta’, pero no la fiesta mediada por los corporativos y las discotecas y ese gran mercado, sino a las iniciativas juveniles. Estas fiestas cruzan el arte, la cultura, las reivindicaciones políticas y sociales y la reivindicación de las lenguas. No me gusta hablar en términos de identidad al hablar de indígenas porque es como si a los indígenas los tuviéramos que ver siempre en términos de identidad y no, son exactamente igual que nosotros, reivindican sus prácticas, su derecho a la diferencia, su singularidad cultural, no sólo étnica”. Un aprendizaje que el Festival de Música Indígena Contemporánea ha dejado en el Museo del Chopo es que los participantes, los grupos musicales indígenas, han planteado que les gustaría venir a la ciudad a tocar, no sólo en un festival indígena, sino en un festival de rock, por ejemplo. “Y tienen razón, esto puede ser visto también como una segregación, mi respuesta es que no es, sino que es un paraguas de visibilización, porque cuando se presentan grupos que no se conocen en la ciudad, ni en la localidad ni en la capital pues es difícil que alguien venga a ver un grupo que se llama “La sexta vocal”, pero, en cambio, si pones Estruendo multilingüe, se vuelve más atractivo. Pero sí creo que también se trata de eso. Ojalá a través de esta plataforma, que permite el fogueo y el encuentro con otros grupos y otros públicos, se visibilicen, para que pronto estén integrados a los circuitos musicales nacionales o internacionales, es algo que nos han cuestionado y que nos unimos y vamos encontrar respuestas. Es importante reivindicar la fiesta y la reivindicación de los derechos culturales y las especificidades culturales de la diversidad cultural del país, que pasa por la lengua y por las distintas formas de divertirse, las distintas formas de fiesta que tenemos todos los ciudadanos de las distintas regiones del país y de las distintas generaciones”.
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