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La prioridad es proteger el patrimonio, señaló el director del instituto en el estado

En el INAH la palabra demolición no existe; habrá innovación para restaurar

Los sismos también cambiaron las rutas y la algarabía de las celebraciones en Chiapas

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Terminado el proceso de restauración vamos a recuperar el sentido antropológico y sociológico de nuestra relación con las comunidades, considera el funcionario local del INAH. En la imagen, interior de la iglesia de Santo Domingo, en San Cristóbal de las CasasFoto Víctor Camacho
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La intensidad del baile tendrá que ser limitada en algunas iglesias, ya que la vibración que genera podría poner en riesgo el inmuebleFoto Mónica Mateos-Vega
Enviada
Periódico La Jornada
Martes 16 de enero de 2018, p. 5

San Cristóbal de las Casas.

El patrimonio histórico, cultural y artístico en Chiapas se encuentra herido, situación que afectó las celebraciones decembrinas y de Año Nuevo.

Además, en Chiapa de Corzo el comité organizador de la tradicional Fiesta Grande de enero, en la que participan hasta 6 mil danzantes conocidos como Parachicos (declarados en 2009 patrimonio cultural inmaterial por la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura) deberán cambiar la ruta, en especial, el tono de sus bailes.

No podrán entrar brincando como acostumbraban a todo galope a templos como el del Señor del Calvario, uno de los más afectados por los sismos de septiembre, ni siquiera a varias casas aledañas (cerca de 100) por el riesgo de que la vibración de sus pasos provoque algún colapso, según han indicado las autoridades de Protección Civil.

También se espera la llegada de más de 30 mil visitantes a partir del 15 de enero, cuando los Parachicos recorren los nueve barrios que forman el municipio de Chiapa de Corzo para festejar a los santos que se adoran, como San Sebastián Mártir y San Antonio Abad, que culmina con el popular desfile de carros alegóricos el día 22.

El día del terremoto

El director del Centro INAH Chiapas, Juan José Solórzano, quien asumió ese cargo en agosto pasado, narra a La Jornada que el 7 de septiembre, cuando terminaba de hacer su primer recorrido por la entidad para conocer de primera mano el estado general del patrimonio a cargo del instituto, sucedió el terremoto.

Recuerda que “ese día regresaba de Ocosingo, de Toniná, alegre, porque me encontré con nuevas zonas arqueológicas abiertas al público y declaratorias de zonas de monumentos en Chiapa de Corzo, Comitán y San Cristóbal de las Casas. Tenía muchas ideas y estrategias para proponerlas al director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y que nos agarra el temblor.

“De inmediato nos pusimos a atender los daños. Tuvimos acceso a los fondos del Apoyo Parcial Inmediato, dentro del propio Fondo de Desastres Naturales, con lo que se hizo una primera contención, acciones emergentes como apuntalar, cubrir tejados, proteger alrededor de 68 templos.

“Los reportes comenzaron a generarse a partir de las afectaciones en Zinacantán, que en redes sociales tuvo mucha presencia, luego San Cristóbal de las Casas, por sus monumentos más importantes: la Catedral, el templo de Santo Domingo, la iglesia de Santa Lucía, el museo de la ciudad que estaba recién restaurado y abierto al público, con daños visiblemente alarmantes.

Con ánimo optimista

En cuanto a zonas arqueológicas recibimos un primer reporte de afectaciones menores. Pero después hizo más daño la lluvia que el temblor. Recibimos apoyo personal de otros centros INAH y vino la parte compleja, porque hubo que hacer un censo, un dictamen de daños, referenciar muy bien el inmueble y decir qué pasó para requisitar presupuestos y presentar cálculos ante el Fonden.

No obstante el enorme trabajo que durante 2018 tendrán los especialistas del INAH en Chiapas, Solórzano es optimista: “Entre las cosas positivas que traerá este proceso que estamos viviendo es que concluiremos con personas más capacitadas, más conocedoras y más comprometidas con el patrimonio cultural, que es de todos los mexicanos.

“Sobre todo, vamos a recuperar el sentido antropológico y sociológico de nuestra relación con las comunidades, pues hay lugares donde nos ha costado mucho entrar, pero hemos sido muy respetuosos de la manera en la que viven su religiosidad. Por ejemplo, en San Juan Chamula una persona nos dijo: ‘No se preocupen, esto no se va a caer, y si se cae, es voluntad de Dios’. Eso lo entendemos, pero también tenemos cosas que decirles.

“En Chiapa de Corzo la comunidad tiene la imagen de su Cristo como enfermo, en una cama, a la espera de que concluyan los trabajos de restauración. En el INAH la palabra demolición no existe, habrá propuestas novedosas para restaurar, quizá con materiales menos pesados, pero eso lo irán proponiendo los especialistas que trabajarán en 112 inmuebles dañados, de los cuales 94 son templos o exconventos.

No todos tienen la misma problemática, pero coincidimos en que la prioridad es proteger el patrimonio. Tendremos mucho trabajo para 2018, pero es un desafío con el que vale la pena comprometerse, concluye.