Académico apunta que la violencia también la perpetra la cultura dominante
Miércoles 10 de enero de 2018, p. 30
No importa si es acoso, violación o feminicidio: a las mujeres víctimas de violencia constantemente se les culpa de su propia fatalidad. El abanico de justificaciones abarca desde la ropa que usan, estar solas, salir de noche o divertirse. Los señalamientos no sólo han sido por algunos integrantes de la sociedad, sino también por representantes de diversas instituciones.
Los recientes casos más expuestos han sido los de Lesvy Berlín Rivera Osorio, Mara Castilla, Karla Saldaña y Victoria Salas. A cada una las han señalado por las condiciones en que sucedieron las agresiones que sufrieron o por sus conductas.
Las acusaciones van desde uso de drogas, ser casadas y no estar con sus esposos, o vivir en unión libre, no ser estudiantes o estar solas en la calle. Estas manifestaciones han sido conocidas porque se difunden en redes sociales o son expresadas en medios de comunicación y principalmente las realizan hombres, pero igualmente algunas mujeres han respaldado esos mensajes.
También son una constante en ciertas instituciones. Diversas organizaciones han declarado que en los ministerios públicos cuando familiares denuncian la desaparición de mujeres, lo primero que sospechan es que se fueron con los novios y en ocasiones por esta razón no activan los mecanismos de búsqueda para localizarlas.
También han manifestado que estas situaciones se presentan en casos de abuso sexual y de agresiones físicas de sus parejas, pues quienes atienden a las víctimas les sugieren que es su culpa ya sea por la ropa que usan o por hacerlos enojar
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En el caso de Lesvy, encontrada sin vida en Ciudad Universitaria en mayo pasado, la Procuraduría General de Justicia de Ciudad de México publicó en Twitter una serie de mensajes en los que daba a conocer detalles de la vida de la joven. Expuso, entre otros aspectos, que no era estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Estos hechos no han pasado desapercibidos. En este caso se generó una denuncia virtual en la que participaron miles de mujeres utilizando la etiqueta #SiMeMatan en que expresaban motivos por los que podría justificarse su muerte: Fue mi culpa porque me gustaba la fiesta, por andar sola de noche, fue mi culpa por disfrutar mi vida como cualquier mujer
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“Será porque me gusta la cerveza, el rock & roll, tengo amigos hombres, uso faldas y shorts, no me quiero casar y sonrío”; Es porque vivo sola en mi casa, porque tengo tatuajes y voy a fiestas
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En septiembre pasado, el rector de la Universidad de Madero, en Puebla, Job César Romero, al ser cuestionado sobre la desaparición de mujeres y los feminicidios en la entidad, expresó que se debía a la descomposición de la sociedad y las libertades
que tienen las mujeres. Tal declaración fue muy criticada por diversos actores de la sociedad, por lo que después el rector puntualizó que no las responsabiliza de la violencia que sufren.
De acuerdo con especialistas, la cultura machista prevalece en la sociedad por lo que es constante que cuando se presentan situaciones de agresiones hacia las mujeres se generen respuestas que las culpabilizan de los hechos.
El académico Leonardo Olivos, del Programa de Investigación Feminista de la UNAM, indicó que la violencia es un continuo social que no solamente se reduce al crimen de mujeres o la violencia física, sino que está también perpetrada por toda una serie de valores, normas, prácticas sociales que se construyen en lo cotidiano y que forman parte de la cultura dominante de nuestra sociedad
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Agregó que cuando sucede este tipo de hechos habrá voces que convaliden y nieguen incluso la gravedad del asunto
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Sobre las expresiones que manifiestan representantes de instituciones y políticos, Rafael Montesinos Carrera, del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Iztapalapa, dijo que no se les puede dispensar que emitan esos comentarios. Es por una falta de nivel de educación, de consciencia política y de responsabilidad del funcionario.
A escala educativa, el discurso, añadió, tiene que estar marcado por el conocimiento, por el compromiso con la ética, la democracia, con los derechos, la defensa de los grupos vulnerables, como son las mujeres
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