Aumenta las probabilidades de enfermar
Jueves 21 de diciembre de 2017, p. 33
El sueño perdido jamás se recupera, asegura Guadalupe Terán Pérez, investigadora de la unidad Iztapalapa de la UAM, quien advierte que no dormir suficiente mata lentamente o la menos disminuye la esperanza de vida.
La académica también alertó sobre el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse, ya que el uso de esta tecnología afecta el descanso de las personas, pues cada minuto frente a dispositivos prolonga el tiempo que tardan en dormir, periodo llamado latencia al sueño, y que es causa de despertares nocturnos.
En su artículo Dormiré cuando me muera y otras frases para morir pronto, la especialista señaló que para que el sueño sea realmente reparador debe ser continuo durante ocho horas y ocurrir por la noche, es decir, que coincida con el periodo de oscuridad.
Sin embargo, lamentó, el sueño es poco valorado, relegado a una actividad de poca utilidad e incluso puede considerarse como símbolo de debilidad debido, entre otras causas, a la creencia de que una persona eficaz y productiva no puede darse el lujo de dormir, no obstante que la falta de sueño mata lentamente o al menos disminuye la esperanza de vida
.
Explicó que esta fase del descanso constituye una necesidad vital, tanto como beber o comer, ya que de ella dependen procesos complejos: aprender cosas nuevas, memorizar, planear, responder a enfermedades y amenazas externas, así como regular la temperatura y el peso, por lo que es indispensable para vivir
.
La especialista de la UAM advirtió que el uso de la tecnología afecta el descanso de las personas, pues cada minuto frente a dispositivos electrónicos prolonga el tiempo que tardan en dormir y es causa de despertares nocturnos debido a un sueño superficial, de tal forma que las pantalla de un celular, tableta, laptop o televisión no son lo mejor antes de acostarse.
La doctora Terán Pérez dijo que un adulto necesita entre siete y nueve horas de sueño al día, ya que de lo contrario aumentan las probabilidades de desarrollar hipertensión, diabetes, infartos y obesidad, entre otras enfermedades cardiovasculares y metabólicas en las que los mexicanos nos encontramos en primer lugar.