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La mirada y la palabra
C

ada vez que veo el coche de caballos bajo la nieve circulando por la Quinta Avenida o la locomotora en los patios nevados de la Estación Central de Nueva York, imágenes tomadas en el cambio del siglo XIX al siglo XX por Alfred Stieglitz, en quien pienso es en Marius de Zayas. Lo miro detrás del hombro que encuadra la cámara, lo escucho hablando sobre los tonos de los grises con el fotógrafo, lo imagino colocando las fotos en la página que será impresa. Es un sueño vivido.

En estos saltos mortales en los que es tan escurridiza y tan feliz la memoria en sus juegos cotidianos, me queda claro que el responsable de esa prestidigitación es Antonio Saborit. Gracias a él escuché por vez primera de Marius de Zayas. Ese nombre que me pareció de mago, de ésos que van de pueblo en pueblo. Era cuando el primero preparaba la edición de Un nuevo punto de vista en la evolución del arte moderno del segundo. Encontrada en el fondo de un cajón entre sus papeles personales conservados en Sevilla, esta obra escrita en inglés en 1928 fue traducida y publicada con amoroso cuidado para dejar de ser inédita en español en 1997 bajo el sello del Breve Fondo Editorial.

Veinte años han pasado desde mi primer encuentro con Marius de Zayas. Desde entonces, el causante de todas las veces que se aparece ante mí es Antonio Saborit. Después de esa Evolución del arte moderno, en 2005 le debemos el estudio introductorio y la primera traducción al español de Cómo, cuándo y por qué el arte moderno llegó a Nueva York, libro de memorias de su vida profesional que en forma de carta De Zayas le escribe a Alfred H. Barr Jr director del recién inaugurado Museo de Arte Moderno de Nueva York; en 2008 recopila, introduce y anota de Marius de Zayas Crónicas y ensayos: Nueva York y París, 1909-1911 que es un retrato de la vida del arte y los espectáculos en esas dos ciudades; en 2009 publica, junto a David Maawad, Una visita a Marius de Zayas que además de los ensayos que permiten trazar los mapas de la biografía familiar, personal y artística, le otorga realidad física al personaje al regalarnos fotos personales y, lo más importante, un registro gráfico de su obra plástica y nos ofrece una cronología excepcional que permite conocer a pie juntillas el transcurso de su vida. Finalmente, ese mismo año de 2009 coordina para el Munal la exposición y la edición del catálogo Marius de Zayas: un destierro moderno.

Antonio Saborit es así el fiel culpable de que sepa que Marius de Zayas nació en el puerto de Veracruz en 1880; de que conozca las desventuras políticas de su padre Rafael de Zayas, quien se exiliaría temporalmente en Nueva York en 1899 y de forma permanente a partir de 1907, llevándose consigo a su familia; así conocí de su llegada ese año a la ciudad que empezaba a ser el eje del mundo del arte; aprendí que Marius de Zayas revolucionó el arte del dibujo con las caricaturas que publicaba en los periódicos y revistas más destacadas de la ciudad que lo acogió; cultivé mi asombro cuando supe que estuvo al lado de Stieglitz, uno de mis iconos en el arte, para publicar la primera revista de fotografía, Camera Work, para impulsar y gestionar su galería, para gestar con él la galería 291 y la revista del mismo nombre que propulsó el arte moderno universal; aprendí que gracias a Marius de Zayas una nómina de quienes revolucionaron el arte visual llegaron a exponer a galerías de Nueva York llevados por su inteligencia, por su visión y por su mano: Constantin Brancusi, Georges Braque, Paul Cezanne, Gustave Courbet, Edgar Degas, Paul Gauguin, Edouard Manet, Henri Matisse. Amadeo Modigliani, Pablo Picasso, Francis Picabia, Auguste Renoir, Diego Rivera, Henri Rousseau, Toulouse-Lautrec, Vincent van Gogh, Georges Seurat, entre otros.

Y en estos días Antonio Saborit nos vuelve a ofrendar a Marius de Zayas agavillando y dándole introducción a sus Escritos sobre arte en un más que hermoso libro de Ediciones MP en el que, con un diseño editorial que con sus ecos y rimas nos remite al uso tipográfico y al diseño gráfico Dadá, en sus páginas leemos los conjuntos de ideas que expresaba sobre la Fotografía, sobre Salones y museos, sobre la Caricatura, sobre La evolución de la forma, sobre La evolución moderna de la expresión plástica, sobre las Galerías, sobre su galería 291, sobre el Cubismo, sobre el Arte negro, sobre la Evolución del arte francés.

Con la tenacidad de una gota sobre la roca que al cabo del tiempo se vuelve caudal, con este libro Antonio Saborit consolida una biografía intelectual y continúa en su tarea de develar para nosotros a una de las vidas esenciales del arte moderno universal, a uno de los personajes cardinales de la historia cultural, a un hombre que con la mirada y la palabra afilada construyó la gramática con la que nuestra civilización escribe su concepto de arte. Gracias a Antonio Saborit hoy sabemos que el nombre del veracruzano Marius de Zayas debe escribirse con mayúsculas.