Opinión
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México SA

Evo Morales, 12 años

Bolivia: 5% promedio

PIB per cápita: 3.25%

E

n sus tres periodos presidenciales (de enero de 2006 a la fecha), el líder cocalero reintegró al Estado los bienes de la nación, entregados por gobiernos anteriores al capital privado, lo que ha sido fundamental para el progreso boliviano.

Como parte de su Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2017, la Cepal –del que se toman los siguientes pasajes– subraya que la economía boliviana cerrará el presente año con un crecimiento económico cercano a 4 por ciento, lo que si bien representa una leve desaceleración respecto de la expansión del año anterior (que fue de 4.3 por ciento), se mantiene como una de las economías más dinámicas de la región.

Para 2018 se prevé que la de Bolivia será una de las cuatro economías latinoamericanas con mayor crecimiento (4 por ciento, prácticamente el doble del promedio regional; las otras tres son las de Panamá, República Dominicana y Nicaragua). La demanda interna ha sido el motor de este avance, como resultado de la aplicación de una política fiscal que ha impulsado la inversión pública y una política monetaria expansiva.

Sin embargo, desde mediados de 2013 se observa una desaceleración del ritmo de crecimiento, influido principalmente por un bajo desempeño del sector de hidrocarburos y la desaceleración de algunos otros sectores. Los menores precios de los principales productos de exportación, en especial del gas natural, que no sólo incide en el valor de las ventas al exterior, sino que también es una importante fuente de ingresos fiscales, se han traducido en altos déficits tanto en el balance del sector fiscal como en la cuenta corriente, que a finales de 2017 se estiman llegarán a niveles en torno a 6 y 5.4 por ciento del PIB, respectivamente.

De forma conjunta, a octubre de 2017 se registra una pérdida de reservas de 35 por ciento en relación con los máximos alcanzados en 2014 y un aumento del endeudamiento externo, que de todas formas aún se mantiene bajo, en torno a 24 por ciento del producto interno bruto. No obstante, la economía cuenta con ahorros equivalentes a 37 por ciento del PIB, que se generaron durante el súper ciclo de las materias primas y que han permitido financiar la inversión pública y mantener los programas de gasto social.

Si bien durante 2017 el entorno internacional ha sido más favorable que en los años anteriores, lo que se espera también para 2018, debido a mejores precios de exportación y a un mayor dinamismo de los socios comerciales, la economía boliviana en 2018 mantendrá una tasa de crecimiento del producto en torno a 4 por ciento, lo que podría estar evidenciando síntomas de agotamiento de los impulsos de las políticas fiscal y monetaria, retrasos en algunos proyectos de inversión pública y una débil inversión privada. Sin embargo, la recuperación de los precios del petróleo y los ingresos por la entrada en operaciones de la nueva planta de urea atenuarán los desbalances fiscal y del sector externo, aun cuando los problemas en la ejecución de la inversión pública limitarán el crecimiento de esta economía.

La autoridad monetaria ha mantenido una política cambiaria estable, lo que ha permitido fijar las expectativas del público sobre el valor del dólar, consolidar la moneda local y mantener la inflación baja. En octubre de 2017 la variación en 12 meses del índice de precios al consumidor alcanzó 3 por ciento, nivel inferior a 4 por ciento registrado 12 meses atrás, y se espera que a finales de año se ubique en torno a 3.5.

La demanda interna continúa actuando como motor de crecimiento de la economía boliviana. En el primer semestre de 2017, la formación bruta de capital fijo aumentó 4.8 por ciento, ritmo similar al que presentaron el consumo de los hogares y el público. Por sectores institucionales, la formación bruta de capital fijo del sector privado creció 3.5 por ciento, mientras que la del sector público aumentó 14.8, en línea con el papel central que le ha dado el gobierno a la inversión pública.

A nivel sectorial, la caída de 7.1 por ciento de la producción de hidrocarburos ha tenido una incidencia negativa en el PIB, como también ha ocurrido en el caso de la minería, cuya producción experimentó una disminución de 2.1 por ciento. Sin embargo, el sector agropecuario ha mostrado una recuperación de 7.6 por ciento, después de la grave sequía que afectó al país en 2016. Se han desacelerado sectores que antes habían sido dinámicos, como es el caso de los servicios financieros, la industria manufacturera y la construcción.

Las reservas internacionales se han estabilizado en términos nominales en los niveles de finales de 2016. En los primeros nueve meses de 2017 la recuperación de los precios de los hidrocarburos (26 por ciento) y los minerales (21) compensó con creces la disminución de los volúmenes exportados, principalmente como resultado de una menor demanda de gas desde Brasil y la declinación de la producción de gas de los campos en operación, con lo que el valor de las exportaciones se ha incrementado 8.8 por ciento respecto del año anterior.

Las importaciones también se han recuperado, acumulando un crecimiento de 9.5 por ciento en los primeros nueves meses del año; se registran aumentos de 16 por ciento de las importaciones de bienes de capital y de 37 de las de combustibles, en este último caso debido a los mayores precios de los productos energéticos. Con todo, el déficit comercial se incrementó respecto del registrado en el mismo periodo de 2016. Más aún, la recuperación de los precios de los hidrocarburos ha implicado una mayor remisión de utilidades de las empresas que operan en este sector. Sin embargo, las remesas de emigrantes han continuado contribuyendo al consumo de los hogares, con crecimiento de 5 por ciento durante el primer semestre, y han compensado los déficits de los demás saldos de la cuenta corriente.

El gobierno ha manifestado interés en reducir la tasa de desempleo, mediante programas de apoyo al empleo. Por su parte, las remuneraciones han aumentado en términos nominales alrededor de 7 por ciento, bajo la influencia del reajuste de 11 por ciento del salario mínimo decretado en mayo de 2017.

Las rebanadas del pastel

Y Evo va por otro periodo en Palacio Quemado.

Twitter: @cafevega