Moscú.

Aunque la relación bilateral entre Rusia y Estados Unidos atraviesa uno de sus peores momentos desde el final de la guerra fría, los presidentes Vladimir Putin y Donald Trump continúan intercambiando inusuales gestos de cortesía personal.

Trump telefoneó a Putin el jueves anterior para agradecerle sus palabras de aliento en la conferencia de prensa anual del mandatario ruso, cuando dijo que el Rusiagate era un invento para deslegitimar el desempeño del inquilino de la Casa Blanca, mientras la noche de este domingo (hora de Moscú) correspondió a Putin el turno de marcar a Trump.

Según el escueto comunicado del Kremlin, el jefe del Ejecutivo ruso expresó su agradecimiento al presidente estadunidense por la información que permitió detener a unos hombres que supuestamente planeaban cometer atentados en San Petersburgo, la segunda ciudad en importancia de Rusia.

“(…) la información proporcionada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) hizo posible seguir la pista, identificar y detener a un grupo terrorista que planeaba efectuar ataques con bombas en la Catedral de Kazán y en otros sitios concurridos de la ciudad de San Petersburgo.”

Putin pidió a Trump hacer extensivo el agradecimiento al director de la CIA y los agentes que obtuvieron esa información.

En caso de tener acceso a datos sobre preparativos de atentados terroristas contra Estados Unidos y sus ciudadanos, los servicios secretos rusos de inmediato lo harán del conocimiento de sus colegas estadunidenses por las canales habituales, como antes se hacía siempre, prometió Putin a Trump de acuerdo con el breve texto.

Sin hacer referencia a la CIA, el viernes pasado el FSB (Servicio Federal de Seguridad) de Rusia dio a conocer la detención de siete individuos –cinco de ellos quedaron en prisión por decisión de un juez– y difundió fragmentos de la confesión del presunto jefe del grupo, un tal Yevgueni Yefimov.

El FSB sostiene que esta célula clandestina de militantes del llamado Estado Islámico tenía previsto perpetrar un atentado con bomba este domingo en la Catedral de Kazán en San Petersburgo.

Se atribuye a Yefimov haber elaborado la carga explosiva que llevaría adherida al cuerpo un atacante suicida, mientras se cree que Anton Kobets se ocupaba de la logística del atentado. Se desconoce la identidad del atacante suicida y de los otros dos encarcelados.