El virtual candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República, José Antonio Meade, abrió las puertas de su casa, ubicada en el sur de la capital, a 14 ex presidentes de este partido, del cual no es afiliado sino simpatizante, ante quienes prometió que su propuesta electoral incluirá las demandas de todos los sectores del partido.

El mensaje de los ex líderes, de acuerdo con asistentes a ese desayuno, fue que la de 2018 será una elección compleja, mientras el abanderado volvió a decir que las transformaciones que han dado viabilidad y modernidad al país se han gestado desde el PRI. Igualmente se pronunció por construir un diálogo plural y cercano a la ciudadanía.

En la víspera de su registro oficial para obtener la precandidatura, el ex funcionario federal cerró con los ex dirigentes del tricolor una ronda de encuentros con la cúpula partidista (legisladores, dirigentes estatales y líderes de sectores y organizaciones) y con aquellos que fueron también aspirantes a la primera magistratura, de ahí que se tomó como una operación cicatriz.

El ex secretario de Hacienda estuvo acompañado, en el desayuno de ayer con los ex presidentes; de su padre, Dionisio Meade, quien ha sido afiliado priísta desde 1972 y desde entonces ocupó distintos puestos en el sector hacendario; también fue diputado federal en la primera legislatura en la que el tricolor no tuvo más la mayoría absoluta.

Asistió el actual presidente del tricolor, Enrique Ochoa, así como los ex líderes en años y/o décadas anteriores: Jorge de la Vega Domínguez, Adolfo Lugo Verduzco, Ignacio Pichardo Pagaza, María de los Ángeles Moreno, Humberto Roque Villanueva, Mariano Palacios Alcocer, José Antonio González Fernández, Dulce María Sauri, Roberto Madrazo, Beatriz Paredes, Cristina Díaz, Pedro Joaquín, César Camacho y Manlio Fabio Beltrones.

Meade, el virtual abanderado del PRI, mostró una actitud de interés por escuchar y preguntar acerca de la experiencia de quienes han estado al frente del tricolor en época de victorias o de derrotas, comentó Sauri, quien opina que en este partido se mira a Meade como un simpatizante, quien fue parte del gobierno del presidente Peña, un ciudadano que ha tomado la opción de participar en favor del PRI.

Más que un mensaje verbal, [lo que presentó el inminente candidato] fue una actitud de escuchar, de preguntar, y realmente en una forma que transmite interés de lo que se le está expresando, relató.

El encuentro, agregó, fue muy enriquecedor porque tenemos ex presidentes de los años de triunfos del PRI, de los años de las derrotas, como es mi caso, dijo la ex gobernadora de Yucatán, entrevistada al término de la visita a la casa de los Meade.

La actitud de quien ha sido cinco veces secretario de Estado –tanto en gobiernos panistas como priístas– fue de que sumen experiencias, opiniones y conocimientos, dijo.

Ya en la operación política, señaló la ex dirigente, mi propuesta es que el PRI esté en todo lugar no sólo en los medios digitales, en las vías modernas, y que no se olvide el contacto físico, donde haya mexicanos y mexicanas que irán a votar.

La cita se dio horas antes de acudir a la sede nacional del PRI a concluir el trámite que le dará en los siguientes días, prácticamente en automático, la postulación única.

El periodo de precandidatura es del 14 de diciembre al 11 de febrero y una semana después habrá una convención de casi 20 mil delegados lo ungirá como su candidato presidencial.

Discurso de hoy

Desde el viernes, en su casa, Meade empezó a elaborar el discurso que dará este domingo en la explanada de la sede partidista, en un acto previsto para 10 mil personas. En principio, se reunió con tres integrantes de su equipo, entre ellos Jaime Guerrero, quien era el jefe de su oficina en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Este sábado continuó con esta tarea, esta vez con el presidente del PRI, Enrique Ochoa.

Atentos al trabajo de afinar detalles estaba Juana Cuevas de Meade. Al respecto, el aspirante presidencial escribió: Para cerrar la distancia entre el México que somos y el México que anhelamos, sólo hay un camino: trabajar con un rumbo claro que mire al futuro y no al pasado. Trabajo con mi esposa Juana y con Enrique Ochoa en la revisión de mi discurso de este domingo.