Domingo 3 de diciembre de 2017, p. 3
México no tiene margen fiscal para enfrentar los efectos de la reforma tributaria de Estados Unidos y bajar, como fue aprobado en aquel país, la tasa del impuesto sobre la renta (ISR) del nivel actual de 30 a 20 por ciento, pues ello representaría perder alrededor de 2 por ciento del producto interno bruto (PIB) en recaudación e incrementaría la deuda en la misma proporción, sostuvo el director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), Luis Foncerrada Pascal.
Si se redujeran los ingresos del gobierno por impuestos tendríamos que tener un déficit, eso quiere decir más deuda y ya no la podemos tener; estamos en el límite, de hecho ya rebasamos el límite, estar por arriba de 50 por ciento como proporción del PIB no es algo que México pueda soportar
, señaló.
Foncerrada consideró que la reforma puede ser positiva para Estados Unidos si el beneficio, que es desproporcionadamente positivo para los más ricos
, se traduce en inversión productiva, porque eso generaría actividad económica, empleo, bienestar, mejor distribución del ingreso y mejores salarios.
Una mayor actividad económica en Estados Unidos podría elevar la demanda de productos mexicanos, dado que aquel país es el principal destino de las manufacturas nacionales.
Pero si eso no sucede y en cambio estos grupos de mayores ingresos utilizan el dinero para comprarse más acciones de ellas mismas, para reducir deudas y no para invertir, entonces el efecto va a ser muy negativo, porque sólo va a empeorar la distribución del ingreso en Estados Unidos
, advirtió el especialista.
El director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), José Luis de la Cruz Gallegos, consideró que la reforma fiscal aprobada este sábado por el Senado de Estados Unidos atenta contra la seguridad nacional de México
, en el sentido de que desvía los incentivos a invertir en nuestro país y busca llevarlos hacia allá.
Destacó, en entrevista, que la nueva legislación no sólo le afecta al país en la disminución del impuesto corporativo, sino también por todas las facilidades que da a la inversión productiva y por los castigos que genera al no llevar a Estados Unidos las utilidades que tienen algunas empresas estadunidenses en el extranjero.
Fue una estrategia de zanahoria y garrote: hay incentivos atractivos para invertir en Estados Unidos y ciertos castigos o costos por no hacerlo
, detalló el especialista.
Consideró que lo anterior obliga a México a hacer una revisión a fondo de su política fiscal para tratar de favorecer también la inversión en el país.
En realidad esto requiere un nuevo pacto fiscal entre los estados y la Federación y una reforma hacendaria para darle un nuevo perfil a las finanzas públicas para ser más atractivos a la inversión productiva y sobre todo detonar la nacional
, que, dijo, es tres veces y media más grande que la inversión extranjera directa.
Me parece que el país tiene que voltear hacia adentro como un mecanismo para enfrentar los efectos de esta reforma fiscal
, indicó.
El experto Mario Rizo –socio encargado de la práctica nacional de impuestos de Salles Sainz Grant Thorton– estimó que la reforma sin duda va a tener repercusiones en la economía y en la recaudación mexicanas
, aunque recordó que el efecto se podría ver amortiguado por el hecho de que la mano de obra es entre 8 y 10 veces más barata en México que en Estados Unidos.
Agregó que uno de los propósitos de la reforma es que el ISR en Estados Unidos sea territorial; es decir, que las empresas sólo paguen impuestos por los ingresos que se generen en Estados Unidos, con lo cual se estaría incentivando que las actividades se realicen exclusivamente en ese país.
El analista señaló que una posible vía para enfrentar el problema sería implementar un impuesto al valor agregado (IVA) generalizado que garantizara mayores recursos al gobierno.
¿Cómo actúa?
Actualmente, una empresa que declara sus impuestos en Estados Unidos y tiene una subsidiaria en México paga una tasa de ISR corporativo en México de alrededor de 30 por ciento. Como en Estados Unidos ahora ese gravamen es de 35 por ciento, puede acreditar el pago de impuestos en México en su totalidad, por los tratados para evitar la doble tributación, de acuerdo con un análisis del Grupo Financiero Banorte.
Con la reforma aprobada este sábado por el Senado estadunidense, si el impuesto baja a 20 por ciento en Estados Unidos la empresa seguiría pagando en México 30 por ciento, pero sólo podría acreditar en aquel país la tasa de 20 por ciento, con lo que habría un mayor incentivo para llevar la compañía a territorio estadunidense
, señaló.
–¿Qué consecuencia puede tener?
–Una forma de hacer frente a la baja de impuestos en Estados Unidos sería reducir el ISR corporativo aquí en México, aunque ahora no hay condiciones para ello, consideró Banorte.
No obstante, esta reforma podría ser una vía para implementar el IVA a alimentos y medicinas, aumentar la base de contribuyentes y eventualmente reducir la tasa de ISR a empresas con el fin de impulsar la inversión.