Se cumplen 150 años de la publicación del Volumen I de El capital, de Marx/ II
Ernest Mandel: profunda y minuciosa lectura de la obra económica de Marx
rnest Mandel, EM, (1923-1995), leemos en Wikipedia, fue un destacado economista, historiador y político belga y uno de los líderes del trotskismo después de la muerte de León Trotski. Su padre, Henri Mandel fue miembro fundador de la Liga Espartaquista fundada por Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. Ernest Mandel, sobreviviente de un campo de concentración nazi, se hizo famoso a raíz de la publicación del Tratado de economía marxista (en francés, 1962; traducción al español, en dos tomos, Ediciones Era, 1969). Su tesis doctoral, titulada Capitalismo tardío fue publicada en México por Era (1972). Siglo XXI ha publicado La formación del pensamiento económico de Marx. De 1843 a la redacción de El capital (1967), una edición de escritos seleccionados de Trotski sobre la revolución permanente (1983), y El capital. Cien años de controversias en torno a la obra de Marx (1985) en el cual me baso en lo que sigue. Me refiero a él como EM1985. Es la traducción, del inglés, de las introducciones que EM escribió para cada uno de los tres volúmenes de El capital, y para el texto Resultados del proceso inmediato de producción
que se incluye como apéndice del vol. I, de la edición en inglés de Penguin Books (1976-1981). En español, los “Resultados…” no forma parte de ninguna de las ediciones de El capital (EC), y fue publicado por Ediciones Signos, Buenos Aires, 1971, como El capital libro I capítulo VI (inédito). Como lo refleja el título de EM1985, la obra no sólo presenta, disecta y explica EC, sino también discute las lecturas y polémicas suscitadas en los 100 años que, para entonces, habían transcurrido. Proporciona no sólo la lectura de Mandel, sino una breve historia del pensamiento en tormo a las categorías del análisis económico marxiano. EM es un marxista ortodoxo en cuestiones económicas. Abordo cuatro aspectos de su introducción al Vol. 1 de EC (continuaré con otros en próximas entregas) y presento algunos contrapuntos:
1. EM concibe EC como la teoría económica (o economía política) marxiana del capitalismo, y al materialismo histórico como la teoría marxiana de las estructuras sociales. Todas las leyes económicas formuladas por Marx son válidas sólo para el capitalismo. EC es, para EM, la cúspide de esta teoría económica del capitalismo. Esto contrasta con la postura de Bolívar Echeverría y de Luis Arizmendi, que no aceptan el carácter de teoría económica o economía política
de la obra marxiana, sino la ven como crítica de la economía política. Me parece que esta aparente dicotomía se resuelve llamando teoría económica crítica o economía política crítica a la obra económica de Marx. EM se pregunta si EC es la ciencia de la economía capitalista y si se puede separar este lado científico de su lado revolucionario. Responde afirmativamente a la primera pregunta y cita la respuesta negativa a ambas preguntas por parte de Karl Korsch (Marxismo y filosofía, ERA, 1969, pp. 45-66) para quien, como para muchos críticos burgueses de Marx
, EC es esencialmente un instrumento para el derrocamiento revolucionario del capitalismo
(EM 1985, p. 14). El contra-argumento de EM es que, quienes dicen no a la segunda pregunta, pasan
“por alto la distinción que Marx y Engels establecieron entre el socialismo utópico y el científico... Marx consideraba esencial basar el socialismo (comunismo) en un fundamento científico. El análisis científico del modo capitalista de producción sería la piedra angular de ese fundamento, mostrando cómo y por qué el capitalismo creó, a través de su propio desarrollo, las precondiciones económicas, materiales y sociales para la sociedad de los productores asociados… Marx quería descubrir leyes objetivas del movimiento. No había nadie –ni siquiera el típico burgués filisteo– a quien Marx despreciara más que al hombre con pretensiones científicas que, no obstante, tuerce deliberadamente los datos empíricos o falsifica los resultados de una investigación para que encajen en algún propósito subjetivo. Puesto que Marx estaba convencido de que la causa del proletariado tenía una importancia decisiva para el futuro de la humanidad, quería crear para esa causa un fundamento sólido de verdad científica y no una frágil plataforma de diatribas retóricas o buenas intenciones” (p.15; la frase en itálicas dice en EM 1985 mostrando cómo y por qué se creó el capitalismo
que le quita todo sentido a la oración de la que forma parte; por ello la he sustituido por mi propia traducción del inglés, p. 17 del vol. 1 de El capital de Penguin Books).
György Márkus, en mi opinión el más importante y consecuente heredero de la tradición de Georg Lukács, e integrante de la Escuela de Budapest, sostiene una postura similar a la que Karl Korsch adoptó según EM. Márkus propone la radicalización del paradigma marxiano de la producción, que consiste “en que las distinciones analíticas básicas mediante las cuales el paradigma marxiano se articula (la dicotomía ‘contenido material/ forma social, fuerzas productivas/ relaciones de producción) se tomen como distinciones práctico/históricas en un sentido radical. Esto es, admitir que estas distinciones han de ser siempre relativas a algún proyecto histórico-social, fundamentalmente relativas a la condición vital práctica, a las necesidades e intereses de agentes sociales concretos e históricamente particulares” (p.179). Como parte de esta radicalización Márkus dice:
“Marx impone estrictos requisitos para una ‘teoría crítica’ de la sociedad: su marco conceptual debe permitir explicar los conflictos y antinomias recurrentes, empíricamente observables, de un proceso de reproducción social determinado e indicar las posibilidades de su transformación en una determinada dirección. Estos no son postulados vacíos… Plantean una fuerte postura teórica, en principio confirmable o refutable empíricamente, abierta a la evaluación crítica. Pero la pretensión básica de la teoría es práctica: llevar a determinadas fuerzas sociales a la ‘conciencia de sí’, al entendimiento de su propia situación desde el punto de vista de sus intereses y necesidades ‘reales’” (Capítulo 5, Sobre la posibilidad de una teoría crítica
, de Language and Production. A Critique of the Paradigms, D. Reidel Publishing Company, Dordrecht, Países Bajos, 1986, traducido en Desacatos. Revista de antropología social, CIESAS, Nº 28, enero-abril 2007, p. 184).
2. EM percibe que, si bien EC es la teoría económica marxiana del capitalismo, permite entender también las sociedades pre-capitalistas en las que existe producción mercantil simple (PMS). EM concibe el capitalismo como la producción generalizada de mercancías y el trabajo en el capitalismo como trabajo-productor-de-mercancías. La contabilidad económica plena sólo existe en el capitalismo, pero se origina en la PMS. EM sostiene que es el despliegue de la ley del valor lo que lleva a la separación de los productores de los medios de producción. Parece referirse a un proceso similar al que previeron quienes pronosticaron la descampesinización: la diferenciación entre ellos llevaría a que los perdedores se proletarizaran y los ganadores se convirtieran en agricultores capitalistas.
3. EM sostiene que la validez de EC se extiende no sólo al pasado sino al futuro. El cálculo económico, dirán autores como Oskar Lange, es esencial en el socialismo.
4. EM defiende el materialismo dialéctico, tan atacado por muchos marxistas, y subraya dos de sus aspectos: las contradicciones y la visión de la totalidad. Me parece que la noción que las contradicciones actúan como motores de la historia es específica de la visión dialéctica, aunque la cibernética, la teoría de sistemas, la teoría de los juegos, perciben el rol dinámico de la interacción entre las partes. En cambio, la visión de la totalidad y la interacción entre sus componentes, es hoy algo que los economistas manejan todo el tiempo con los modelos macroeconómicos.