Opinión
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¿Quieren que se los cuente otra vez?

Meade-Santín: Paradise Papers

¿Y los grandes contribuyentes?

A

nte el escándalo de los Paradise Papers (que involucran a buen número de empresarios mexicanos), el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, y el jefe del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Osvaldo Santín Quiroz, simplemente han repetido lo dicho por sus antecesores (Luis Videgaray y Aristóteles Núñez, respectivamente) cuando se divulgaron los contenidos en los Panama Papers y Swissleak, por sólo citar un par de casos. Así, al discurso sólo le modifican la fecha.

De entrada, al igual que su amigo el otro ministro del (d)año, el secretario Meade defendió la tesis de que tener dinero fuera no quiere decir que se cometa un ilícito, lo que sí es tenerlo fuera como una práctica de evasión fiscal; hay que averiguar. Lo hemos hecho en los otros casos y hemos encontrado, en la mayor parte de ellos, que eran recursos que se habían declarado y que habían pagado impuestos.

Sin embargo, para que nadie se queje, detalló que el asunto de los Paradise Papers es una oportunidad para revisar que mexicanos con recursos en el extranjero hayan pagado los impuestos respectivos, pero si incumplieron con esta obligación tienen que enfrentar las consecuencias. Hasta ahora –incluidos los Panama Papers y el Swissleak– nadie sabe, nadie supo, si alguien ha pagado esas consecuencias.

Ayer, la tesis de Meade fue reforzada por el jefe del SAT, Osvaldo Santín Quiroz, quien repitió las estrofas de su antecesor Aristóteles Núñez: en caso de que se compruebe que diversos contribuyentes llevaron de manera deliberada actos para engañar al fisco se podrá configurar un delito penal. Lo bueno, según él, es que “ya se tienen identificados a 87 (personajes) citados en los Paradise Papers, pero falta cotejarlos con su Registro Federal de Contribuyentes… Actualmente se está cruzando información con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Unidad de Inteligencia Financiera y otras jurisdicciones fuera de México… En su caso, la denuncia se haría ante la Procuraduría General de la República para que se persiga el delito de defraudación” (La Jornada, Israel Rodríguez).

Y ¡listo! Asunto zanjado. ¿Qué pasó con los involucrados en los Panama Papers y el Swissleak?

Sólo ellos sabrán, porque informar, lo que se llama informar, no lo han hecho las instituciones ahora a su cargo, es decir, ni la Secretaría de Hacienda ni el Servicio de Administración Tributaria dieron cuenta de las presuntas investigaciones realizadas en torno a los otros dos casos citados. De cualquier suerte todos los involucrados resultaron ilesos.

Es de esperar que, como en los dos casos anteriores que se citan líneas arriba, nada suceda con los Paradise Papers. Todos los que hasta ahora aparecen –y los que vienen, porque es enorme la documentación de este asunto– han sido exonerados en ocasiones anteriores, pero también resultan ser prácticamente los mismos –incluso en segunda y tercera generación– de viejas historias de salvamentos, subsidios cambiarios, rescates y muchísimos etcéteras (todos ellos a costillas de los mexicanos, quienes son los pagadores, les guste o no) a lo largo de las últimas tres décadas y media.

¿En serio alguien cree que alguno de los citados en los Paradise Papers terminará en chirona por evasión fiscal y gracias a la decidida acción de la presunta autoridad? Es más fácil que los ratoncitos verdes resulten campeones del mundo en Rusia 2018.

Y si de causantes se trata, el más reciente informe del SAT documenta que a raíz de la reforma fiscal peñanietista –que sin chistar fue aprobada por el Congreso-, es decir, aquella que aseguraba que pagarían más los que ganan más, el número de grandes contribuyentes mexicanos (los que gozan de los paraísos fiscales) se desplomó 40 por ciento, mientras la captación tributaria se consolidó por el lado de los asalariados y las llamadas personas físicas (profesionistas y conexos que laboran por cuenta propia).

Visto desde arriba, el resultado parece maravilloso, pues en el trascurso del gobierno de Peña Nieto el padrón de causantes se incrementó 64.2 por ciento, es decir, más de 24 millones de personas. Peroooo… los grandes contribuyentes (que no eran muchos) se esfumaron y los causantes asalariados y conexos se incrementaron 54 por ciento y 88 por ciento las personas físicas.

¿Y dónde están los grandes contribuyentes, cuyo número se desplomó 40 por ciento en cinco años? Pues no hay que buscarlos mucho: en los paraísos fiscales a donde, según sostiene la versión oficial (que se repite escándalo tras escándalo), los grandes capitales y sus dueños van a gozar de las bellísimas playas, las exuberantes palmeras borrachas de sol y los sabrosos cocos, porque es obvio que no tienen la menor intención de evadir al fisco nacional.

De acuerdo con la información del SAT, al cierre de septiembre pasado cerca de 38 millones de asalariados se encontraban inscritos en el padrón fiscal (recuérdese que en el sector formal de la economía sólo existe el registro oficial de cerca de 19 millones; el resto informales, pero pagando impuestos), lo que quiere decir que el 60 por ciento de dicho padrón corresponde a dicha categoría. El registró de personas físicas, en la misma fecha, se aproximó a 24 millones de personas y el número de empresas (micro, pequeñas y medianas) se acercó a dos millones de unidades. Todos ellos constituyen prácticamente el 100 por ciento del padrón.

¿Por qué? Bueno, porque en dicho padrón sólo están registrados 9 mil 948 grandes contribuyentes (cuando inició el sexenio peñanietista y se aprobó la reforma fiscal para que “pagaran más los que ganan más el número de los grandes era 16 mil 361; en cinco años desaparecieron 6 mil 413, y todos caben a la perfección en los paraísos fiscales).

Pero no sólo eso. Recuérdese la bella noticia de la semana pasada: “la Auditoría Superior de la Federación documentó que entre 2013 y 2016 el SAT otorgó devoluciones por IVA e ISR por un billón 345 mil millones de pesos, beneficios que se concentraron (74 por ciento, igual a 995 mil millones) en grandes contribuyentes en las industrias automotriz, refinación de metales y maquiladoras… Sólo en 2016 se devolvieron 257 mil 674 millones de pesos que beneficiaron a 2 mil 18 grandes contribuyentes, pero sólo 15 (de ellos) concentraron 104 mil 263 millones” (La Jornada, Enrique Méndez).

Entonces, ¿así o más efectivo aquello de “pagarán más quienes ganen más? (no se les ocurra ser causantes de a pie, porque el SAT los fumiga).

Las rebanadas del pastel

Felicitaciones, con su respectivo abrazo, a Carmen Lira por el Premio Democracia 2017, que recibió en Buenos Aires. ¡Salud!

Twitter: @cafevega