Más de la mitad de los casos de influenza que se registran anualmente en las entidades de la península de Yucatán ocurren entre mayo y octubre, por lo cual la vacuna que el sector salud aplica durante los últimos dos meses del año pierde efectividad para aquella región, advierten investigadores mexicanos y de Estados Unidos.

En un estudio, los especialistas dieron seguimiento al comportamiento de la enfermedad de 2010 a 2014. Observaron que en Campeche, Quintana Roo y Yucatán, el pico de casos se alcanza en septiembre, mientras la mortalidad se concentra en mayo en el primer estado y en septiembre en los otros dos.

El fenómeno se repite en 2017. De acuerdo con información epidemiológica de la Secretaría de Salud, de abril a agosto se han confirmado 319 casos de influenza, de los cuales 63 por ciento son habitantes de cinco estados: Quintana Roo (20.4 por ciento), Yucatán (11.9), Veracruz (11.6), Tabasco (11.3) y Sonora (7.8). Sólo en cinco entidades no ha habido casos de la conocida como influenza interestacional, es decir, fuera de la época invernal.

Esta tendencia se asemeja más a la influenza invernal del hemisferio sur, por lo que recomiendan a las autoridades del sector salud modificar el calendario de inmunización. El país obtendría mayores beneficios con vacunación diferenciada que proteja en el momento que se requiere en cada lugar.

Expertos del Centro de Investigaciones Regionales Doctor Hideyo Noguchi de la Universidad Autónoma de Yucatán, del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos de la Secretaría de Salud, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, indicaron que en la mayoría de los estados de la República es mayor la circulación de los virus de influenza durante invierno (diciembre-abril de cada año); es decir, corresponde a lo que ocurre en el hemisferio norte. De ahí que la campaña de vacunación, principalmente a los grupos de alto riesgo, se inicie en octubre.

Esa también es la razón de que en febrero la Organización Mundial de la Salud (OMS) emita las recomendaciones de composición de la vacuna que se aplicará en la siguiente temporada invernal. Los laboratorios disponen de seis meses para elaborar el biológico y entregarlo a los gobiernos entre septiembre y octubre.

En tanto, para el hemisferio sur, la recomendación de la OMS se hace en septiembre, por lo que la vacuna se aplica entre abril y mayo. El tiempo que transcurre entre las indicaciones de la OMS y la disponibilidad del biológico tiene que ver con el proceso de producción, ya que se fabrica a partir del cultivo de virus inactivos en huevos de pollo.

Entre las causas que podrían explicar la mayor prevalencia de influenza fuera de la temporada de invierno está la diversidad climática del país. En el sureste mexicano prevalece una atmósfera tropical por la influencia del mar Caribe, con invierno caliente y lluvias en verano. El efecto de ambos –lluvia e invierno sin frío– hace que la circulación de los virus de influenza sea mayor en el otoño.

Los investigadores llamaron la atención de que en otras entidades donde también prevalecen clima tropical e inviernos calurosos (Tabasco, Chiapas, Oaxaca y Guerrero) el comportamiento de la influenza se corresponde con el invierno del hemisferio norte.

Indicaron que la modificación del calendario de vacunación tendría que incluir a los individuos de alto riesgo que viajan a la península de Yucatán.