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Comer bien para vivir mejor Martha Elena García y Guillermo Bermúdez Actualmente muchos de nosotros no sólo nos preguntamos qué es comer bien, sino también cuáles son las dietas adecuadas y los alimentos saludables. No obstante, la gran variedad de respuestas, muchas de ellas contradictorias, nos hunden en un mar de confusión del que nos cuesta mucho salir bien librados. Por fortuna recientemente el doctor Adolfo Chávez Villasana puso a nuestro alcance “las bases científicas de una correcta alimentación humana; esto es, el efecto que causa el consumo diario de los alimentos en el funcionamiento orgánico y los cambios que con el tiempo va produciendo”, en Comer bien para vivir mejor (Universidad Autónoma Metropolitana-INCMNSZ, 2017). El libro es producto de su larga y fructífera trayectoria, pues su participación en varios estudios epidemiológicos a escala nacional en diversos grupos de población, y por muchos años, le ha hecho merecedor de la distinción de Investigador Nacional Emérito del Sistema Nacional de Investigadores. Entre los resultados destaca que el consumo de más de dos raciones diarias de frutas y verduras, en tan sólo diez años, disminuyó en 17 por ciento la frecuencia de infartos y en 26 por ciento la de diabetes; asimismo, que el índice de mortalidad bajó a 13 por ciento en más de tres millones de personas que incluyeron en su alimentación cereales integrales, leguminosas y nueces. De acuerdo con múltiples estudios científicos, el doctor Chávez se inclina por los efectos benéficos de las frutas y verduras; de ahí que las considere la base de nuestra alimentación; en segundo lugar, su apuesta es por los cereales integrales, las leguminosas y las oleoaginosas; en tercer lugar, recomienda raciones pequeñas de productos animales, mezclados con verduras, lo menos posible de carnes rojas, y en cuarto lugar evitar los alimentos ricos en hidratos de carbono (pan blanco, arroz, papas y pastas), pues investigaciones recientes indican que en quienes los consumen frecuentemente el riesgo de padecer diabetes es de 37 por ciento, y si no los combinan con frijoles, otros granos y alimentos con fibra, éste aumenta hasta 50 por ciento. A lo largo de nueve capítulos, cada uno con sus respectivas referencias bibliográficas, el doctor Chávez fundamenta el porqué “una buena alimentación no sólo tiene un importante papel preventivo de las enfermedades crónicas no transmisibles y muchas otras, sino que lo más importante es que mejora la calidad de vida a través de una optimización de la capacidad funcional del organismo”. En Comer bien para vivir mejor nos enteraremos de por qué la mayoría de los mexicanos comemos sólo para llenarnos la panza; descubriremos qué deberíamos comer de acuerdo con nuestro diseño biológico –a pesar de que éste haya ido cambiando a lo largo de la historia– y aprenderemos a diferenciar lo bueno y lo malo de nuestros hábitos tradicionales. De igual manera, sabremos cuáles son los nuevos conocimientos en materia de nutrición, los nutrimentos recomendados, los alimentos funcionales y los fitoquímicos bioactivos, además de reconocer la importancia del equilibrio calórico-proteico en la infancia, el papel de las grasas en nuestra nutrición y los efectos de la sal, el azúcar y los aditivos químicos. Asimismo, el libro nos ofrece la oportunidad de conocer qué es una buena nutrición, la clasificación de los alimentos, algunos datos de cada uno de ellos y cómo el escudo de la salud que nos propone el doctor Chávez, en función del conocimiento científico actual, enfatiza “la conveniencia de preferir alimentos que favorecen la salud humana sobre aquellos que no son recomendables”. Pero Comer bien para vivir mejor va más allá: establece principios generales para una alimentación idónea (dieta mínima y dieta estricta); aborda la problemática de la obesidad y el sobrepeso, ofreciendo como alternativa el portafolio dietético (a base de nopal, maíz y frijol, fundamentalmente), cuyos beneficios han sido probados por el departamento de nutrigenómica del Instituto de Nutrición. Combinar para nutrir es un principio básico que debemos seguir; por ello, el libro nos propone poner en práctica ideas sencillas que empiezan por planear los menús y cómo hacerlos, desde el desayuno hasta la cena, pasando por comprar sólo lo necesario. El doctor Chávez concluye con la esperanza de que adoptemos la dieta idónea –basada en los resultados de diversos estudios científicos y en su experiencia personal– y prediquemos sus virtudes “como un nuevo mensaje de vida. Nos conviene a todos, pobres o ricos, tanto para la salud actual, como sobre todo para la del futuro”. El libro puede conseguirse en la biblioteca de la Rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana.
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