19 de agosto de 2017     Número 119

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Puebla

La experiencia de la
Unión de Cooperativas Tosepan

Aldegundo González Álvarez
Director del Centro de Formación Kaltaixpetaniloyan de la Unión de Cooperativas Tosepan


FOTO: Formación Kaltaixpetaniloyan de la Unión de Cooperativas Tosepan

El propósito fundamental de la “Tosepan” es mejorar la calidad de vida de los socios y sus familias para avanzar en un proyecto de vida buena. Ese fin es el que ha marcado el rumbo y lo seguirá haciendo. Por ello se han constituido varias cooperativas: una se encarga de impulsar la producción orgánica, otra ofrece los servicios financieros que requieren los socios, una más apoya en la transformación y comercialización de los productos, otra ofrece servicios de ecoturismo a los visitantes de la región, otra más atiende los servicios de salud y una más tiene la responsabilidad de facilitar la construcción y el mejoramiento de las viviendas.

Y la capacitación y formación de los actuales y futuros cooperativistas, así como la asistencia técnica que se requiere dentro de la Unión de Cooperativas Tosepan (UCT), son atendidas por la cooperativa Yeknemilis AC. El esfuerzo de 40 años de trabajo organizado ha rendido frutos y a la fecha están afiliadas 35 mil familias de 430 comunidades pertenecientes a 29 municipios.

En los cinco años recientes la Sierra Norte y la Nororiental enfrentan amenazas derivadas de grandes empresas trasnacionales que quieren explotar los minerales, destrozar los ríos con plantas hidroeléctricas y explotar el petróleo y gas que existen en el territorio. Lamentablemente, tal situación no es privativa de esta zona. Todo el campo mexicano y el resto de América Latina están llenos de amenazas semejantes y lo peor es que las empresas cuentan con el apoyo y la complicidad de quienes gobiernan. Los pequeños productores no podemos permitir que se concreten los proyectos de muerte, pues destruirían nuestros territorios y contaminarían nuestras parcelas y aguas. El gran desafío que tenemos es defender la economía campesina y nuestra forma de relación con la madre tierra.

“Nuestros antepasados nos han dicho que somos parte de la naturaleza, que de ella surgimos, que mientras vivimos nuestra madre tierra nos proporciona los alimentos que necesitamos y que cuando lleguemos a morir regresaremos a la naturaleza y nos convertiremos en tierra. Por lo tanto, no podemos perjudicar a la naturaleza ni causarle daño a nuestra madre tierra, pero tampoco debemos permitir que otros lo hagan” (Reflexión de los talleres, Soñando el territorio en los próximos 40 años 2016).


FOTO: Formación Kaltaixpetaniloyan de la Unión de Cooperativas Tosepan

La UCT se ha propuesto una agricultura sustentable, y por tanto promueve la producción diversificada. Vale la pena compartir la siguiente definición del modelo agroecológico:

“El término de Kuojtakiloyan, (monte útil o bosque productivo) es utilizado para designar un sistema de carácter agroforestal, con café o sin café, que revela la existencia, posiblemente muy antigua, de una forma de manejo de la vegetación que evoca manipulaciones similares en otras culturas [...] es un sistema agroforestal presente en la porción nororiental de la Sierra Norte de Puebla, que es una creación de las comunidades indígenas nahuas, y que dado que la principal especie comercial que se cultiva en ellos es el café; normalmente se les denomina “cafetales bajo sombra” o “policultivos tradicionales de sombra” (Moguel y Toledo, 1999 y 2004).

Cambios en la visión de la vida buena en nuestros pueblos. Desde la incursión del concepto de “desarrollo” a los diferentes territorios de nuestros pueblos originarios, muchos ámbitos de nuestra vida cotidiana se vieron modificados en lo económico, político, ambiental y social, y sobre todo en los aspectos identitarios. Se ha dicho que cada cultura tiene sus particulares formas de concebir el mundo, por medio de la alimentación, vestimenta, organización, celebración, formas de afrontar el duelo, y en general la relación con el entorno (con todo el patrimonio biocultural). La incursión del “desarrollo” ha ido modificando la visión de vida en nuestros pueblos. La presente reflexión se centra en el ámbito de nuestra alimentación.

“Durante el siglo XX, y más a partir de 1970, se observan en la Sierra Norte de Puebla varios cambios. El café reemplaza el atole (de maíz) como bebida usual y se consume cada vez más azúcar, lo que produce un deterioro dental y mayor incidencia de diabetes en adultos. Últimamente, sobre todo entre los niños, la comida chatarra viene a desplazar la sana comida indígena, nuestro plato del buen comer. Como consecuencia, nuevas formas de malnutrición y obesidad se presentan en niños” (Pierre Beucage 2014).


FOTO: Aldegundo González

Cuando la cooperativa cumplió dos décadas (en 1997) identificamos entre los retos nuevos, para los próximos años, estaba trabajar en la construcción de un hogar sustentable, donde se incorporara la producción de alimentos de forma sana. En esa línea hemos venido trabajando por varias vías. En 2003, con la inauguración del Centro de Formación Kaltaixpetaniloyan (Casa donde se abre el Espíritu) comenzamos el trabajo formativo con jóvenes cooperativistas. En las primeras experiencias observamos los efectos de una formación enajenante desde diferentes espacios: escuela y medios de comunicación, entre otros. Esto se reflejaba sobre todo al momento de abordar el trabajo de la lengua maseual; muchos prejuicios salían. Luego vimos también prejuicios hacia el trabajo en la parcela, y en cuanto alimentación se refiere, se notaba que el paladar de nuestros jóvenes estaba siendo secuestrado por la comida chatarra.

En el 2005 se realizó un estudio del estado nutricio en infantes en etapa preescolar. Las conclusiones resaltaron que los casos de desnutrición no se debían a una carencia de fuentes alimenticias; lo que ocurría es que la alimentación se estaba desbalanceando. Por lo anterior, y con el apoyo de la cooperativa Tosepan Siuamej (Mujeres Tosepan) empezamos a promover muestras gastronómicas para revalorar la comida tradicional. A este proceso siguieron varios talleres en donde se analizó el potencial de esta comida. Como resultado de las muestras gastronómicas, que se han efectuado en el Centro de Formación Kaltaixpetanilyan durante más de 13 años, se elaboró un recetario a base de quelites, con los más de 250 platillos que han estado presentes en las muestras.

Hoy sabemos que tan sólo en la región de Cuetzalan (sede regional de la UCT) existen 87 especies de quelites (plantas comestibles) de las 500 registradas en México. Asimismo, existen 14 especies de zapotes, 17 clases de capulines, ocho variedades de aguacates, siete de naranjas y 12 de plátanos (Recetario de gastronomía nahuat a base de quelites; Yeknemilis AC).

Estos productos citados se producen y consumen en diferentes épocas del año y constituyen fuentes importantes de nutrición para la población, a la vez que contribuyen de manera importante a la economía familiar. Con lo anterior, podemos constatar que el Kuojtakiloyan es una fuente de alimentación. De allí la importancia de reconocer el territorio y reconocernos en él, porque es la casa de todos y es donde convivimos, caminamos, nos alimentamos, nos relacionamos, nos reproducimos y enterramos a nuestros seres queridos, y todo lo hacemos de una forma armoniosa. Por eso consideramos que a cada uno de los grupos originarios nos corresponde reivindicar cada uno de los elementos que nos dan identidad y sobre todo reafirmar nuestra soberanía alimentaria para no buscar pan antes que la tortilla.

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