El narrador vasco habla de La fiesta de los niños desnudos, su novela más reciente
Hemos descubierto que quienes nos dijeron que eran héroes no son tales, que la familia, que es la base de la sociedad, puede ser cruel
, explica en entrevista con La Jornada
La obra será presentada mañana en la quinta edición de la Feria del Libro en la Alameda Central
Viernes 4 de agosto de 2017, p. 3
Uno puede ser un buen burgués, amante de los animales y los niños, pero en la ficción puede convertirse en el peor ser humano, asesinar, y ser el individuo más tenebroso del mundo: ruin, salvaje, sádico, expresa el escritor vasco Imanol Caneyada (San Sebastián, 1968).
Este sábado el autor, radicado desde hace casi tres décadas en el país y adoptó la nacionalidad mexicana, presentará La fiesta de los niños desnudos, su novela más reciente, en la quinta edición de la Feria del Libro en la Alameda Central, que organiza la Brigada para Leer en Libertad.
–¿Se trata de una novela sobre la descomposición familiar y social, o sobre la necesidad de creer en algo?
–Uno escribe mucho por impulsos y por intuiciones; en el caso de la ficción es más la intuición que el razonamiento lo que está presente. Pero creo que sí es una novela sobre cómo esta identidad de lo mexicano se nos está cayendo a pedazos: hemos descubierto que quienes nos dijeron que eran héroes no son tales, que la familia –que es la base de la sociedad mexicana– puede ser cruel.
Nos ha costado aceptarlo pero hemos descubierto que en nuestras familias hay abuso, violación; hay violencia, hay abandono. Entonces esta idea de la madre mexicana, abnegada, del padre esforzado, proveedor, etcétera, todos estos mitos que constituyen nuestra identidad como sociedad se están viniendo abajo y de manera fea, pero al mismo tiempo creo que hay personas, muchas personas, que están tratando de construir si no una nueva identidad al menos una identidad más cercana a lo que realmente somos
, añade en entrevista con La Jornada el autor de Tardarás un rato en morir y Hotel de Arraigo.
Referencia a obra del compositor Erik Satie
“Recuerdo –prosigue Canellada– que hace 15 a 20 años la gente se refería a las familias estadunidenses y decían por eso están como están porque la familia ya se perdió, es una entidad desecha; entonces creo que la novela habla un poco de este momento tan doloroso, pero al mismo tiempo esperanzador porque nos estamos replanteando qué somos.
Me parece muy esperanzador porque, aunque es muy doloroso porque el costo es muy alto, es el costo de sangre, es un costo de sufrimiento, al mismo tiempo es inevitable.
Creo que la novela habla un poco de este momento tan doloroso, pero al mismo tiempo esperanzador porque nos estamos replanteando qué somos, considera Imanol CaneyadaFoto José Antonio López
En La fiesta de los niños desnudos, que hace referencia a la pieza Gymnopédie número 1 del compositor francés Erik Satie (1866-1925), el personaje principal es Gregorio, quien tiene una difícil relación con su padre, el que un buen día cae en coma, sin que los médicos sepan por qué.
Mientras Gregorio está en el hospital acompañando a su padre, que siempre lo vio como un fracasado, escucha a un indigente tocar el piano. Ahí comienza la debacle de Goyo y su viaje a lo más primitivo del ser humano.
Gregorio representa sobre todo que somos capaces de justificar el acto de matar, eso que la filósofa alemana Hannah Arendt llamaba la banalidad del mal. Esa facilidad con que podemos construir toda una ideología para justificar la eliminación del otro, o cómo el sistema crea una serie de normas y reglas que pueden orillar al ser humano a cometer las peores barbaries, donde una vez más esta cosa del libre albedrío desaparece porque preferimos sujetarnos a estructuras que nos consuelen en este desconsuelo que tenemos como individuos y nos digan cómo actuar sin que nuestra conciencia sufra en ningún momento
, explica Caneyada.
Publicada por Tusquets, en La fiesta de los niños desnudos, existe una permanente tensión en esto: somos capaces de ejercer el libre albedrío o realmente somos individuos que a pesar de contar con el libre albedrío preferimos entregarnos a un determinismo, a estructuras sociales, religiosas o ideológicas que nos digan cómo pensar, cómo actuar; de si somos capaces de ejercer esta supuesta libertad que nos da el libre albedrío, a la que dice Sartre que estamos condenados, que nos da mucho miedo y que nos asusta.
Otra pregunta presente es si somos capaces de construir una utopía: al final lo que quiere Dionisio, el indigente pianista y líder mesiánico, prosigue el autor, es construir una utopía muy cercana con las primitivas comunas cristianas de hace 2 mil años. Si somos capaces de construir una utopía sin traicionarla. Revisando la historia de la humanidad y sus proyectos utópicos fracasados no sé cuál sería la respuesta
.
La novela La fiesta de los niños desnudos, de Imanol Caneyada, será presentada este sábado a las 17 horas en la Feria del Libro en la Alameda Central.