Intenta el presidente limpiar el desastre con el Obamacare
cumplir con su promesa
La contrarreforma dejaría sin seguro de salud a 32 millones en 10 años
Jueves 20 de julio de 2017, p. 21
Nueva York.
Tal vez un poco tarde, Donald Trump convocó a toda la bancada republicana del Senado para advertirles que tienen que cumplir con su promesa
para desmantelar la reforma de salud, apenas 24 horas después de que el ultimo intento para hacerlo fracaso, en parte por las acciones de un presidente errático y con el menor apoyo popular en la historia moderna.
La surrealidad política que ha imperado en Estados Unidos desde la coronación de Trump continúa distorsionando el debate nacional con acentos orwelianos. Cuando Trump les dijo a los senadores republicanos que cumplieran su promesa al pueblo estadunidense, nadie se atrevió a responder que la gran mayoría de ese pueblo ha expresado en todas las encuestas su rechazo a esa promesa
y más aún que reprueba no sólo al presidente, sino a todo el Congreso.
Después del fracaso espectacular de los republicanos y la Casa Blanca para impulsar la contrarreforma de salud en el Senado, Trump comentó que era tiempo de dejar fallar al llamado Obamacare, sin más acción por ahora. Sin embargo, cambiando de postura otra vez, Trump decidió este miércoles intentar resucitar el asunto para evitar una grave derrota política. “Mi mensaje es muy simple. Tenemos que quedarnos aquí… hasta que este proyecto de ley esté sobre mi escritorio”, declaró en la comida en la Casa Blanca con casi toda la bancada republicana (llegaron 49 de los 52). El presidente los invitó
a suspender su tradicional receso de agosto y prolongar su trabajo hasta que logren aprobar un plan de seguro de salud, pues aseguró: estamos cerca
.
Subrayó que durante siete años los republicanos han prometido que desmantelarán el Obamacare, y afirmó que él está listo para actuar y ya: “tengo mi pluma en mi mano, estoy sentado en esa oficina… Nunca han tenido eso antes… yo sí lo firmaré”.
Poco después de la comida algunos senadores dijeron que estaban más optimistas que antes de que tal vez se lograría un consenso. Sin embargo, persisten los mismos obstáculos al plan inicial o la alternativa de sólo revocar la reforma que, según cálculos oficiales de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) dejaría sin seguro de salud a entre 22 y 32 millones en una década, además de las olas de protestas por todo el país y el rechazo por las principales asociaciones profesionales médicas y hospitalarias, además de las profundas divisiones dentro del partido del presidente.
Por ahora, entre republicanos moderados que opinan que el plan actual anulará el acceso a la salud para millones de personas de bajos ingresos, y los ultraconservadores que dicen que desean medidas más extremas para desmantelar el llamado Obamacare, no se han logrado obtener los 50 de los 52 votos republicanos en la cámara alta que se requieren para aprobar la contrarforma.
Yo gané
En otro rubro, este miércoles se realizó la primera reunión de la Comisión Presidencial de Asesoramiento sobre Integridad Electoral, creada por Trump y su equipo para evaluar un fenómeno inexistente: el voto fraudulento masivo. Trump ha insistido desde la elección que él hubiera ganado el voto popular si no fuera por el voto ilegal de entre 3 y 5 millones de inmigrantes (Hillary Clinton ganó por casi 2.9 millones de votos sobre Trump). Hay nula evidencia de tal cosa.
Trump comentó ante la comisión que cada vez que ocurre el voto fraudulento cancela el voto de un ciudadano legal
.
La comisión provocó controversia cuando su vicepresidente Kris Kobach, feroz antimigrante y promotor de mayores medidas de verificación de votantes, solicitó a los gobiernos estatales entregar información detallada de sus padrones, incluyendo nombres, domicilios, fechas de nacimiento, afiliación política, fichas criminales e historial de voto personal. Más de 20 estados rehusaron y otros más dijeron que tendrían que evaluar la solicitud, todos indicaron que potencialmente violaba la privacidad de los ciudadanos.
Este miércoles Trump acusó que esos estados aparentemente están ocultando algó y afirmó que si un estado no desea compartir esta información, uno tiene que ponderar de que están preocupados
.
Ademas de examinar este fenómeno fabricado, la comisión, según críticos y defensores de derechos civiles, servirá de pretexto para imponer medidas que en efecto dificultan la participación electoral sobre todo de minorías y la gente pobre.
Los rusos
Por otro lado, se divulgaron más detalles sobre la identidad y trabajo del octavo participante en la ahora famosa reunión entre una abogada rusa y el hijo de Trump para comprar información potencialmente dañina contra Hillary Clinton en medio de la campaña electoral en junio del 2016. Irakly Kaveladze, un hombre de negocios quien fue investigado por el gobierno federal hace 17 años, cuando descubrieron que había registrado 2 mil empresas en el estado de Delaware y abrió mas de 100 cuentas bancarias mediante las cuales sus clientes rusos trasladaron cientos de millones de dólares a destinos internacionales, participó en la reunión en representación de los Agalarov, multimillonarios rusos que han tenido negocios con Trump, reportó el New York Times.
Mientras tanto, el yerno y asesor presidencial (participante en esa reunión con los rusos), Jared Kushner, declarará ante el Comité de Inteligencia del Senado el próximo lunes en sesión a puerta cerrada en torno a la investigación sobre la mano rusa en la elección.
Kushner, Trump júnior y el ex jefe de campaña Paul Manafort ahora también están programados para comparecer ante el Comité Judicial del Senado el próximo miércoles sobre el mismo tema, anuncio el comité anoche.
Clinton sigue perdiendo
Aunque los demócratas y otros opositores gozan los autogoles de Trump, como el revés sufrido con la contrarreforma de salud y la nube rusa estacionada sobre la Casa Blanca, esas noticias no necesariamente se traducen en apoyo para ellos.
Por ejemplo, mientras todos han resaltado el hecho de que Trump padece de un nivel de aprobación históricamente bajo, hay alguien que está incluso peor: Hillary Clinton. La ex candidata presidencial demócrata y aún reina de su partido es vista favorablemente por sólo 39 por ciento de los estadunidenses, dos puntos más abajo que Trump en la más reciente encuesta nacional de Bloomberg.