El poeta, ensayista, traductor, artista y crítico de arte Alberto Blanco recibió la noche del martes el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2016, por su libro El canto y el vuelo.

En la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el galardonado expresó que la poesía es un misterio muy peculiar, pues no sólo comparte con las demás artes una capacidad para ver, oír, pensar y sentir el misterio, sino que se cuestiona sobre la naturaleza del mismo.

Añadió que la poesía reconoce y asume paradójicamente que todos los seres y los hechos son, somos reales por un lado, e irreales por el otro: un sueño.

A manera de ejemplo dijo que ese momento, cuando se le entregaba el premio Xavier Villaurrutia, era real por un lado e irreal por otro. Recordó a José Lezama Lima, quien afirmaba que en un sueño hay seres de razón fundados en lo real y fundados en lo irreal.

El Villaurrutia, como todos los premios, es real e irreal al mismo tiempo. Mucho, poco o nada se podría decir sobre la irrealidad de los galardones y esta noche, porque es de elemental justicia, sólo hablaré del lado real de los mismos; dejaremos esa parte irreal y me encargaré del lado real del premio y lo primero que he dicho y seguiré diciendo de este lado es gracias.

Vínculos de la poesía

En su intervención después de recibir el premio de manos de Lidia Camacho, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Alberto Blanco expresó: “Me conforta y alegra que sea este libro el premiado, el último de una trilogía dedicada a explorar mi oficio y las relaciones entre poesía y buen número de disciplinas y de temas, porque tal vez ese es mi anhelo, podría llamar la atención sobre los volúmenes previos El llamado y el don y La poesía y el presente”.

Cada uno de los libros de Blanco de la trilogía reúne 12 ensayos, son 36 textos en los que el autor explora los nexos entre la poesía y una serie de campos del saber y de actividades humanas.

El poeta explicó que El canto y el vuelo mantiene un diálogo con El arco y la lira, de Octavio Paz, quien hace 60 años recibió el premio Villaurrutia, y con La máscara, la transparencia, obra del venezolano Guillermo Sucre.

Alberto Blanco aclaró que su reflexión sobre el oficio no hace un recorrido por obras y estilos, si no que se trata de una serie de ensayos centrados en la práctica de la poesía, así como en sus relaciones radicales con otros oficios, disciplinas y temas.

Movimiento, trazo, vida, muerte

En la ceremonia estuvieron presentes Adolfo Castañón y Angelina Muñiz-Huberman, integrantes del jurado, así como Felipe Garrido, director de la Sociedad Alfonsina Internacional, quien recordó que en 1955 el premio Xavier Villaurrutia fue instituido por Francisco Zendejas con la finalidad de estimular y difundir la producción de la literatura mexicana.

Angelina Muñiz-Huberman, en su intervención, explicó que el libro El canto y el vuelo de Alberto Blanco reúne ensayos sobre el futuro, la ciencia, la ecología, la pobreza, la velocidad, el margen, el humor, el azar, el yo, el sueño, el silencio, el canto y el vuelo.

“Más que ensayos son reflexiones poéticas sobre el propio arte poético. Una especie de antología universal sobre el significado y la razón de ser de la poesía. Con ideas intensas, originales, perfectamente asentadas que enlazan artes, letras, tópicos vitales de la antigüedad a nuestros días.

Así que en el arte poético se incluye todo arte, hasta el de la ciencia y todo quehacer o desquehacer humano como movimiento, trazo, vida, muerte.

Muñiz-Huberman dijo que El canto y el vuelo devuelve belleza y paz, aun en el horror y que, de cada época, sobresale el poeta, músico, pintor, pensador, crítico, filósofo, científico que supo abstraer de su momento la armonía de todas las cosas, los hechos de la naturaleza sin juicio castigador.