Buenos Aires.

Las desapariciones en México, los casos de corrupción en Brasil y el cuestionamiento de la agenda sobre procesos judiciales tras la dictadura en Argentina (1976-83) resumen un proceso de regresión en materia de derechos humanos que cruza América Latina, manifestó ayer Amnistía Internacional.

En una región sacudida Venezuela es un punto de alerta, dijo Érika Guevara Rosas, directora de Amnistía Internacional para las Américas, en una rueda de prensa en Buenos Aires.

Hay una agenda de seguridad que los estados están imponiendo, la cual está generando un clima de violaciones de gran envergadura a esas garantías básicas, expresó.

Guevara Rosas mencionó las detenciones arbitrarias y el uso generalizado de la tortura como graves ejemplos de violencia desmedida, que implican particularmente a activistas sobre causas ambientales.

Según Global Witness, de los 185 homicidios contra ambientalistas, 122 ocurrieron en la región. Eso nos coloca como la zona más violenta e impune del mundo, declaró.

Érika Guevara consideró que la reunión de cancilleres de la Organización de Estados Americanos que se realizó la semana pasada en Cancún, Quintana Roo, reflejó el retroceso que sufre América Latina, y expuso la falta de liderazgo de los estados para responder a esa preocupante crisis.

Se respira un clima de retroceso por impunidad a las violaciones a las garantías básicas, con una tendencia de debilitamiento del poder de los estados y una frágil intención de poner en el centro la agenda de derechos humanos tanto en México como en Brasil, Venezuela y Centroamérica, aseveró.

A su criterio, la reunión de la OEA en Cancún dejó de manifiesto que entre las actuales autoridades hay “un grado de negación de las críticas de organizaciones de derechos humanos y ciudadanos.

Se respira un clima de violencia y desigualdad, concluyó Érika Guevara.