Las campañas contra la homofobia, por sí solas, no van a resolver el problema de la discriminación y violencia que se ejerce contra la comunidad lésbico, gay, bisexual, transgénero e intersexual (LGBTI). Se requiere mayor compromiso de los políticos para aprobar y plantear iniciativas que refrenden sus derechos y educación para que haya un cambio significativo, señalaron activistas que defienden a ese sector.

Para la activista Lol Kin Castañeda las campañas son la posibilidad de abrir una puerta. Es un mero pretexto para hablar de un tema que está generando discusión, polarización, incluso donde no hay un derecho afectado.

Aseveró que con las políticas públicas el efecto que generan es de reflejo, de enviar un mensaje de respeto al resto de la sociedad. Contrario al resultado que puede tener cuando un gobernador emite comentarios como el de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, al señalar que el matrimonio sólo es entre un hombre y una mujer, lo demás son sonseras, el cual normaliza la violencia.

Por su parte, Jaime Morales, de Familias Diversa, AC, dijo que la Campaña contra la Homofobia, lanzada el pasado 14 de junio, está corta ante el gran reto. Por ello, indicó, lo fundamental es que desde nuestras casas hagamos el cambio. Si nosotros empezamos a respetar a nuestros hijos en todos los sentidos, dejar de decirles el gordo, la flaca, el cuatro ojos, el puto, la tortillera, el mundo va a cambiar.

Alejandro Brito, de Letra S, se pronunció por impulsar las acciones pedagógicas dirigidas a cambiar los hábitos de prejuicios, estereotipos y discriminación. Pero no solamente basta con las campañas de sensibilización. Se tiene que involucrar la Secretaría de Educación Pública para fortalecer el respeto a las diferencias, y mientras no lo haga no vamos a ver en México un cambio verdadero y duradero.

Tania Ramírez, directora general adjunta de Vinculación, Cultura y Educación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), expresó: Tenemos un rezago en términos de la cultura de la inclusión. Por ello la educación juega un papel fundamental en la prevención y en la promoción de una cultura que acepte la diversidad y no tenga estigmas ni juicios rápidos ni prejuicios hacia las personas.

De igual manera, añadió, ampliar la educación informal mediante otros espacios de formación.