Se construirá en la capital mexicana la planta de termovalorización más moderna: expertos ingleses
Domingo 18 de junio de 2017, p. 31
Newhaven, Inglaterra.
Ellos hablan de algo así como una economía circular donde lo que nada vale encuentra un precio en un mundo en donde todo se vende, todo se compra; en verdad son como un ejército de alquimistas, 70 mil en 50 países, que convierten la basura en algo así como 8 mil millones de euros al año. Alquimia pura.
Paolo Rossi, uno de los nuevos alquimistas, lleva años estudiando el mercado mexicano y halló en todo lo que desperdician los habitantes de la Ciudad de México la piedra filosofal para hacer de la basura una mina inacabable que les deja ganancias cada vez mayores.
El discurso de la empresa siempre se acompaña de la idea de que lo hacen para conservar el mundo en mejores condiciones ambientales, pero tienen intereses tanto en el cuidado de los recursos naturales, como en aumentar las ganancias de la firma, a fin de cuentas el mundo no es más que el gran mercado.
Aseguran que el secreto es reciclar, reciclar y reciclar, obtener un recurso natural, usarlo y en lugar de regresarlo a la naturaleza convertido en basura, tomar el desperdicio y transformarlo en un nuevo producto que luego se usará, aunque en cuestión de las plantas termovalorizadoras, más que crear otra cosa, la basura termina convertida en energía eléctrica, cuyo valor, por ejemplo para la Ciudad de México, significa mover el Metro sin costo, o con un gasto mucho menor al que hoy se tiene.
En esta provincia de Inglaterra, alejada del centro de Londres un poco más de dos horas, se construyó una de las plantas más modernas del mundo, que comentan, no tendrá comparación con la que pretenden poner en México, que estará a la punta de todas las tecnologías modernas usadas para estos quehaceres.
Aquí se trataron 233 mil toneladas de basura en 2016 y se crearon 131 mil megavatios por hora durante todo el año. En la Ciudad de México las cosas serán un poco mayores. Al año, la planta, que será construida a partir del final de este año, habrá de recibir 1.6 millones de toneladas de basura en 12 meses, las cuales generarán 965 mil megavatios por hora, suficientes, como aseguran los expertos, para mover al Metro.
Margaret Bates, profesora especialista de la Universidad de Northamptom, y presidenta del instituto de manejo de basura en el Reino Unido, asegura que en Europa hay 450 plantas termovalorizadoras, de las cuales se toma una parte de la energía eléctrica que mueve muchas cosas este continente. El 1.4 por ciento de la electricidad del país proviene de la basura.
El elevado precio de los rellenos sanitarios –80 libras por tonelada– en Inglaterra, ha impulsado la creación de plantas como la que se halla aquí, y se espera que en tres años 15 por ciento del total de la energía sea producto de las empresas termovalorizadoras.
Margaret quiere disipar dudas y pone un ejemplo que da idea de la máquina que se pondrá en México y que ya funciona en este país. “Es más peligroso –sostiene– vivir al lado de una calle muy transitada, que junto a un basurero”, como el que se empezará a construir a finales de año, y el asunto se comprueba cuando uno camina por entre los fierros de la empresa, y se acerca uno a los hornos donde la basura se transforma en un vapor que impulsa unas turbinas que a su vez producen energía eléctrica, y no hay ningún olor que denuncie que estamos a la mitad de un tiradero de desperdicios.
Este se descubre al final, es el verdadero tamaño, dos hectáreas, de la vara mágica de estos adoradores de la alquimia, con esta vara –la fabrica de energía o basurero, como se quiera llamar– transforman lo que ya nadie quiere, el desperdicio, en miles de millones de euros, que para estas alturas no es más que oro, oro macizo.